El debate del estado de la provincia celebrado ayer en la Diputación se plegó estrictamente al guión previsto. Oposición enfurecida y enhebrada en términos catastróficos, equipo de gobierno exigiendo propuestas constructivas, datos de ida y vuelta y una novedad, la de la rebaja de la presión fiscal, anunciada, como viene siendo habitual, todo un clásico en este formato, durante el balance institucional del máximo responsable la gestión política.

El presidente de la Diputación, Elías Bendodo, no quiso desaprovechar la licencia extra que se ha convertido en el sello de este tipo de sesiones. Al igual que Zapatero en su día, o el propio Francisco de la Torre en el Ayuntamiento, se reservó una propuesta amable para aventar las críticas de la cámara y coronar su discurso; en concreto, una caída parcial de los impuestos. El próximo año la institución provincial mitigará la carga impositiva de más de 100.000 hogares con una bajada del IBI que alcanzará entre el 10 por ciento y la mitad del coste total de la factura.

La iniciativa, expuesta por Bendodo como una consecuencia directa de la política de austeridad y ajustes de los dos últimos ejercicios, beneficiará a medio millón de personas, a las que se le aplicará el descuento por tramos y mediante subvenciones. Una medida que conecta con la recomendación del propio Bendodo, quien el pasado sábado instó a suavizar los tributos a todos los ayuntamientos que hayan resuelto sus obligaciones económicas más agresivas.

Las ayudas al pago del IBI, que estarán disponibles en 2014, podrán ser solicitadas en los municipios en los que la recaudación corre a cuenta de la institución provincial, lo que en la práctica coincide con la totalidad a excepción de la capital, Fuengirola, Benalmádena, Mijas y Alhaurín el Grande. «Se trata de una bajada de impuestos por tramos que llevamos varios meses estudiando. Una rebaja de la presión fiscal que pretende ayudar a las familias, estimular el consumo y aliviar la subida del IBI que ha provocado la revisión del catastro», señaló.

El nuevo descuento impositivo, que Bendodo defendió como la carta secreta de su balance, quedó, sin embargo, excluido del debate. La oposición únicamente lo mencionó a través de Antonio Morillas, portavoz de IU, quien insistió en que el dinero de la rebaja no procede de la gestión del PP, que llegó al poder en junio de 2011, sino de los remanentes dejados por el equipo de gobierno anterior, compuesto por el PSOE y la coalición de izquierdas. También Francisco Conejo aludió tangencialmente a la medida para exigir su aplicación en el Ayuntamiento de Málaga.

La referencia a las cuentas pasadas y futuras de la institución fue una constante en el campo de tiro levantado por los responsables de los grupos políticos; con Francisco Salado, portavoz del PP, abandonando el poste bajo y pasando al ataque como si fueran todavía los tiempos del gobierno que precedió a Bendodo. Otro clásico, en esta ocasión salpicado de invectivas hacia el resto de instituciones -Morillas acusó al presidente provincial del PP de ser una suerte de sucursal bancaria de Rajoy y Salado y Bendodo la emprendieron contra la Junta- y justificado por la cuerda floja sobre la que desfila últimamente la economía: el presidente de la Diputación se ufanó de haber saneado una institución que encontró en quiebra y de haber rebajado la deuda financiera, que cifró en 300 millones, en algo más de 90. Unos números que no cuadran con la hoja de servicio de la oposición; Morillas pidió insistentemente un documento técnico que avalara el descalabro económico de la institución.

En medio de ataques y contraataques, con la repetición empecinada por unos y por otros de las mismas rencillas que han marcado el curso político -la contratación de cargos, el cierre de la guardería, la ausencia del plan de empleo-, Conejo y Morillas propusieron a Bendodo la recuperación del plan de concertación, que, en su opinión, ha sido recortado en más de un 40% y puesto en solfa el equilibrio en el reparto de recursos. La diputada de IU solicitó además la habilitación de un fondo para financiar las 1.600 becas que se han perdido en la provincia por las nuevas condiciones impuestas por el Gobierno.

Sobre este extremo, el de la educación, gravitó la otra gran novedad del equipo de gobierno. Bendodo también adelantó un nuevo programa de becas laborales para los alumnos de la Universidad de Málaga. De acuerdo con el presidente de la Diputación, que exigió a la Junta que se ponga al día con el saneamiento de las aguas y puso de relieve los cien millones invertidos para reactivar la provincia, existen razones objetivas para desempolvar el optimismo. Conejo y Morillas lo ven de manera muy distinta.