Manuel Alejandro López, para los amigos «El López», lleva casi tres meses en Bristol (Inglaterra) donde ejerce de cocinero pero en su barrio de toda la vida, Capuchinos, está más presente que nunca, ya que sus amigos han estampado su cara en una de las vallas publicitarias que figuran en una de las principales vías de la zona.

El creador de esta curiosa idea fruto del sinsentido y la traición, como él mismo define, es Carlos Meléndez, un amigo del barrio al que se le ocurrió esta locura hace tres semanas y que desde el jueves luce en plena Alameda de Capuchinos, un lugar visible para todos los viandantes.

«No es ningún experimento social y se aleja de cualquier expresión artística posible, esto está más centrado en la tontería», bromea. Se le ocurrió sin más y al contar la idea al grupo de amigos, todos le dieron el visto bueno. «Nadie entendía muy bien el por qué - de la idea - pero reunimos el dinero y estará durante 15 días su cara en esa valla», relata.

Todavía hay algún moroso sin pagar, detalla Carlos, pero la veintena de amigos que se han puesto manos a la obra para contratar el servicio e inmortalizar una fotografía de su amigo han logrado que sea una realidad que el propio protagonista no acaba de creer. «Piensa que es una broma, pero cuando hable con sus padres y le digan que su cara está en la calle se lo creerá», manifiesta.

Este joven de 35 años está en Bristol y trabaja de cocinero «en un bar de modernitos» donde lo tratan muy bien, nos cuenta su amigo, mientras expresa que todo se ha hecho a escondidas de él. «Teníamos un grupo de WhatsApp que se llamaba traición con algunos amigos de Madrid que también participan y hasta el jueves no le agregamos y le enviamos algunas fotografías para que viera lo que habíamos hecho».

Esa sonrisa que caracteriza a «El López» y la alta resolución de la instantánea fueron los motivos que movieron al grupo para elegir esa en concreto. El nombre no fue tan sencillo. Manuel Alejandro López, López since 1977, ¿López? o Traición fueron algunas de las posibilidades que barajaron hasta decidirse. «Nos decantamos por la opción más limpia», comenta.

La reacción de la gente es de desconcierto. Algunos no entienden bien el por qué de esa fotografía pero capta la atención de todos e incluso parece que puede implantar escuela. Uno de los padres de un amigo que ha apoyado este proyecto se muestra encantado con la idea, según Carlos, y le gustaría que esa valla dejara de tener uso publicitario para que solo tenga relación con el barrio. «Dentro de poco se jubila el dueño de un bar del barrio y se podría poner su cara. Cada dos semanas poner un personaje de aquí», detalla el creador. Mientras tanto, «El López» saborea la fama que le consagra como el primer «careto» de la valla de Capuchinos.