Tener un coche se ha convertido en un bien de lujo, en especial en época de crisis y en una sociedad donde es normal encontrar familias con dos o más coches. Un estudio de la Asociación Europea de Automovilistas (AEA) calcula que mantener un coche genera unos gastos que rondan los 6.300 euros al año en un vehículo de gasolina, con unos 15.000 kilómetros recorridos en esa anualidad.

Una de las principales causas de este coste es el combustible, que supone un desembolso de alrededor de 2.000 euros de media al año, según el estudio de AEA. Por contra, el informe apunta que tener un coche de gasóleo sigue representando un ahorro a medio y largo plazo, al menos en este aspecto. Así, el gasto en combustible estimado para un diésel se calcula en 1.270 euros al año, con un recorrido similar al de un coche de gasolina. Es decir, el propietario se ahorra un 36,5% al cabo del año, casi 800 euros.

A este desembolso hay que unir otros relacionados con el funcionamiento normal de un vehículo, como el cambio de los neumáticos, las reparaciones o las preceptivas revisiones en el taller por cada 10.000 kilómetros. Todo este paquete representa otros 1.100 euros anuales de media. Menos si se tiene la suerte de no necesitar reparaciones o cambios de neumáticos.

También cuesta aparcado

Hay quien pueda pensar que tener un coche parado en el aparcamiento es suficiente para evitar esta constante sangría económico. Es una verdad a medias, ya que hay gastos fijos que se cobran se utilice o no el vehículo y que representan unos 3.300 euros al año.

El pago de las letras mensuales por la compra del coche representa un gasto medio, según el estudio de AEA, de unos 2.250 euros al año. Si el vehículo ya tiene unos años y está pagado, ese ahorro es notable, aunque a cambio puede que el desembolso en reparaciones se dispare. Además, el obligatorio seguro, incluso si no se circula con el coche, asciende a los 1.000 euros al año de media. Y quedan los impuestos por el IVTM, que sin ser desorbitados, se pagan se use el vehículo o no.