Un «regalo para la Humanidad». Ésta fue la expresión que utilizó el empresario cordobés Rafael Gómez Sánchez, Sandokán, cuando hace ocho años decidió invertir más de un millón de euros para conseguir para el Hospital Xanit de Benalmádena la cámara hiperbárica más cara que había en esos momentos en el mercado. Que su destinatario original fuera el mismísimo líder cubano Fidel Castro no intimidó en absoluto a un empresario que no escatima en gastos, aún a sabiendas de que a nivel empresarial no se iba a rentabilizar nunca. Hoy, la cámara hiperbárica del Centro de Medicina Regenerativa de Xanit, herencia directa del boom inmobiliario en la Costa del Sol, cobra protagonismo merced a los posibles beneficios que su utilización en distintas patologías puede tener en los pacientes, y que van a ser investigados desde el CMR-X. Y aunque el mantenimiento de la misma -tiene un coste anual que ronda los 100.000 euros- ha pesado, y mucho, la firma del convenio con las asociaciones de autismo y otros colectivos de pacientes con trastornos neurológicos infantiles da valor a una inversión millonaria que, ahora sí, va a acercar las terapias de oxigenoterapia a pacientes que antes tenían que salir del país para recibir este tratamiento o que, simplemente, desconocían su existencia.