Se repite la historia de la Semana Blanca este verano. Las vacaciones en el cole han dejado de ser un incordio para los padres que trabajan y no saben qué hacer con sus hijos en época estival, por la sencilla y desgraciada razón de que muchos están en paro y no tienen ese problema. La demanda por apuntar al niño en uno de los campamentos urbanos que se organizan en los centros educativos ha caído en picado. Según los datos de la Federación de Padres de Málaga (Fedapa), sólo la mitad de las familias que lo hicieron el pasado año han vuelto a pedir una plaza. Los colegios que abren sus puertas y organizan actividades también se han reducido. No llegan a 50, aseguran fuentes de la Delegación Territorial de Educación.

El pasado año ya se notó también, pero la tendencia ha ido en aumento. Pilar Triguero, portavoz de la Fedapa, ya lo advertía semanas antes de que terminara el curso. En sus previsiones, manejaba la posibilidad de que fueran unos 80 los colegios que organizaran campamentos urbanos en la provincia. La realidad es que han sido incluso 30 menos.

Dos son las causas, a su juicio, aunque la raíz es compartida: la crisis económica que azota de forma inmisericorde cada vez a más familias malagueñas. En primer lugar porque ya resulta innecesario en una provincia en la que casi 210.000 personas están en el paro, según el Servicio Estatal Público de Empleo (SEPE), y donde las propias familias pueden hacerse cargo de sus hijos durante estos meses no lectivos. Y en segundo lugar, porque la reducción del poder adquisitivo de otras muchas familias hacen muy difícil que puedan pagar los 80 euros que puede costar de media la estancia de sus hijos en el campamento durante el mes de julio.

Los campamentos urbanos celebran las actividades deportivas y lúdico-formativas en horario escolar durante el periodo vacacional, pero en algunos casos también se incluyen las franjas horarias contempladas habitualmente como aula matinal y comedor.

La organización de estas actividades entra dentro de las competencias de los centros educativos y es el consejo escolar de los mismos quien se encarga de la autorización para su celebración, en su caso. De la realización de las mismas se pueden encargar las AMPAS directamente o empresas, pero siempre a decisión del consejo escolar. La Delegación Territorial de Educación tenía un listado de un centenar de centros que habían manifestado su intención de organizar campamentos urbanos este verano. La realidad se ha topado con este interés y al final son 48 en toda la provincia.

El brutal descenso de la demanda ha obligado a muchos colegios a suspender sus campamentos de verano porque ni siquiera llegaban a cubrir 25 plazas. Si hasta hace unos años cada distrito podía contar con diez centros que organizaran actividades, ahora hay cuatro, en los que se concentran los niños.

Pilar Triguero critica además que muchos ayuntamientos este año han suspendido las ayudas que solían conceder a las familias con menos recursos. En la capital, el Consistorio no sólo las ha mantenido, sino que ha ampliado la cuantía total de las subvenciones del programa Educa en Verano, a cargo del área de Derechos Sociales. Un total de 175.000 euros, 35.000 más que el pasado año, con el fin de financiar total o parcialmente el coste de las inscripciones, a la vez que favorecer la conciliación de la vida laboral de los padres o tutores de niños y niñas malagueños.

El importe máximo subvencionado por niño es de 60 euros por semana y con un máximo de cuatro semanas, lo que supondría un máximo total de 240 euros. La cuantía de las ayudas depende de la situación económica y socio-familiar de los menores.

El concejal de Servicios Sociales del Ayuntamiento de Málaga, Francisco Pomares, explica que el número de solicitantes a estas ayudas ha aumentado, lo que viene a confirmar la necesidad de las familias de recibir una subvención. Hasta 1.223 familias han pedido estas prestaciones, aunque comparte la idea de que los campamentos urbanos han perdido demandantes, no tanto como lo que ocurre en Semana Blanca, eso sí. «Muchos padres necesitan que sus hijos no estén los dos meses de verano parados, aunque sea para no perder el ritmo escolar, pero también es posible que la demanda sea menor por el exceso de ofertas que existe», indica Pomares.

El mismo Ayuntamiento de la capital ofrece una atractiva alternativa para los niños en vacaciones, que permite conciliar la vida familiar y laboral de los padres. Este año celebra 16 campus infantiles con 8.000 plazas para realizar actividades lúdicas y deportivas durante el periodo estival. Están organizados por el área de Deportes del Consistorio y por las diferentes empresas concesionarias deportivas municipales.

Esta oferta está dirigida a niños de entre 3 y 15 años de edad, que realizan actividades acuáticas, juegos de raqueta, multideporte, deportes de equipo, talleres y juegos multiaventura. Fuentes del Ayuntamiento señalan que las plazas se van llenando, «aunque los padres lo están dejando para última hora», a pesar de que estos campus, según dijo en su día en concejal Damián Caneda, «tienen tarifas módicas y asequibles».

Algunas empresas también se dedican a realizar este tipo de actividades deportivas dirigidas a los más pequeños, para que aprovechen el tiempo libre en verano y sus padres puedan seguir desarrollando su actividad laboral. Es el caso de Nany Poppins, una de las principales empresas de organización de acciones deportivas de Andalucía, que promociona y gestiona actividades deportivas, infantiles de ocio y servicios, con más de cinco años de experiencia. Mar Rodríguez, su gerente, asegura que este año tampoco ha notado la crisis en la demanda por hacer actividades, claro que esta apreciación puede resultar engañosa, ya que su empresa se encarga del Rcm Summer Sports que se desarrolla en el Real Club Mediterráneo, «cuyos socios son miembros de familia de poder adquisitivo medio alto», admite. Aún así, señala que sí ha apreciado como, aunque los niños sigan apuntándose a las actividades, «se acortan los horarios y están menos tiempo, y es más barato».