La Audiencia Provincial de Málaga ha fijado para el 8 de octubre el juicio a cinco policías nacionales que abusaron presuntamente de varias mujeres internas en el Centro de Internamiento de Inmigrantes (CIE) de Capuchinos a lo largo del verano de 2006. La Fiscalía pide para ellos penas que suman 27 años de prisión. También se ha señalado una sesión para el 30 de octubre.

Según consta en la calificación fiscal, a la que tuvo acceso La Opinión de Málaga, los procesados organizaron en el CIE, durante los meses de junio y julio de 2006, y en los turnos de madrugada que les correspondieron, «cenas fuera de las habitaciones con las internas en las que se bebían bebidas alcohólicas que los agentes facilitaban; se comían alimentos traídos para la ocasión por los funcionarios, se escuchaba música y se intimaba con las internas».

Las mujeres asistían a esas fiestas a cambio de comida, «tabaco, chocolate, regalos de bisutería, permitirles usar el móvil, salir de las celdas, tomar un poco de aire y el ambiente relajado de disciplina que se creaba», sostiene la acusación pública en su escrito, de cinco páginas. Los procesados buscaban presuntamente ese ambiente para luego, si llegaba el caso, «satisfacer su ánimo libidinoso con las internas».

Entre los días 26 y 27 de junio de 2006, uno de los procesados, aprovechando esas reuniones y prevaliéndose de su condición de policía, «se dirigió a una testigo protegida y se le insinuó sexualmente haciéndole caricias en la cara y en el cabello». La mujer lo rechazó.

El 3 de julio de 2006, otro de los acusados, prevaliéndose asimismo de la condición de policía en una de esas cenas, «mantuvo relaciones sexuales, con penetración, con otra testigo protegida, quien dio su consentimiento por la condición de autoridad de aquel».

El 8 de julio de 2006, otro de los encausados, aprovechándose de su condición, se le insinuó a otra testigo, «y comenzó a acariciarla con ánimo lascivo, y como ella se negó, fue devuelta a su habitación de malos modos», consta en la calificación.

Un cuarto policía empezó a tocar a otra de las internas en el CIE de Capuchinos el mismo día, con un supuesto «ánimo lascivo». Además, se insinuó, pero la chica dijo que no y fue devuelta a su habitación como su compañera.

El primero de esos cuatro agentes hizo lo mismo con otra mujer, haciéndole caricias en varias partes de su cuerpo, pero ésta también se opuso. Pero hay más, en una fecha no determinada de julio de 2006, en una de esas cenas, el quinto policía nacional «mantuvo relaciones sexuales» con otra interna, dice el fiscal.

El mismo procesado mantuvo, en otra ocasión más, supuestamente, relaciones con la misma extranjera. «Ella dio su consentimiento en las tres ocasiones por la condición de autoridad de aquel», señala el ministerio público.

Las trabajadoras de limpieza del CIE, cuatro mujeres que también son testigos protegidos, tras esas fiestas nocturnas «encontraban botellas, preservativos y otros objetos durante sus turnos de limpieza», tras lo que alertaron a los responsables.

En total, se acusa a los policías de cinco delitos de abuso sexual con consentimiento viciado y un sexto idéntico pero de carácter continuado. A uno de ellos se le endosan dos ilícitos de abuso, por los que se le piden cuatro años de cárcel; a un segundo se le imputa un delito similar, pero como se consumó la relación la pena es de nueve años; el agente que tuvo dos relaciones se enfrenta a diez años, mientras que a los otros dos funcionarios se les piden dos años de cárcel, pues sólo hubo tocamientos. A todos ellos se les reclama el pago de las costas procesales. Este caso generó una gran polémica en la que numerosas asociaciones en defensa de los derechos humanos denunciaron el tratamiento discriminatorio que sufrían los inmigrantes en el CIE.