La Fiscalía de Málaga acusa de intento de estafa a un publicista que trabajaba para un restaurante de Alhaurín de la Torre por hacer comentarios injuriosos en dos blog de internet y luego pedirle dinero al propietario a cambio de hacer desaparecer las críticas, sin desvelar nunca que él había sido su promotor. En concreto, pidió al dueño 4.325 euros, pero éste desconfió, denunció y la Guardia Civil descubrió, entre otras cosas, que los correos enviados estaban escritos de la misma forma, tenían idénticas faltas de ortografía y estaban puntuados de similar manera.

El procesado realizaba la publicidad para el negocio, de gran solvencia económica, por lo que ideó un plan para, «con ánimo de lucro, conseguir engañar al dueño y obtener de éste más dinero». Así, «crearía una web con comentarios injuriosos sobre el restaurante, le mandaría correos de clientes advirtiendo del peligro de propagación de las injurias y le cobraría una gran cantidad de dinero para borrar y anular los comentarios informáticos injuriosos, no viéndose afectada su buena reputación», dice la Fiscalía.

El 8 de diciembre de 2012, el hostelero recibió un correo procedente del acusado, con la identidad de una mujer, en el que esta persona inexistente le advertía de «informaciones dañinas para la empresa en internet, y en concreto en un blog», lo que el perjudicado pudo comprobar.

El propietario del negocio se lo dijo a su agente de publicidad, al pensar que éste sabría lo que hacer. «Para darle más credibilidad al problema, el acusado empezó a enviar al hostelero correos electrónicos haciéndose pasar por personas o entidades supuestas que le advertían de la mala imagen y del daño que sufría su restaurante», precisa el fiscal. En concreto, envió diez correos.

El 12 de diciembre de 2012, se personó en el restaurante y le propuso a su dueño, ya bastante preocupado por los emails recibidos, que por 3.000 euros «puede conseguir que unos informáticos le borren la publicidad injuriosa y dañina», aclara el ministerio público.

El 12 de diciembre, el acusado creó un segundo blog y se lo hizo llegar al propietario del restaurante «para forzarle a entregarle el dinero», y un día después le mandó varios mensajes más diciéndole que había contactado con una empresa de forenses informáticos y pidiéndole 4.325 euros por el trabajo que iba hacer esa sociedad. Incluso, le dio un número de cuenta, pero el hostelero, que sospechaba algo, denunció a la Guardia Civil los hechos.

Incluso, el acusado le dijo que la empresa de publicidad había avalado el trabajo y adelantó el 50% de la cantidad.

Una vez que el Instituto Armado investigó los hechos, comprobó que todos los correos se parecían a los del acusado, «la forma de escribirlos es semejante, con las mismas faltas de ortografía y la misma forma de colocar puntos y comas». Además, el número de cuenta en el que ingresar el dinero era el mismo que el del acusado, las sociedades y los remitentes no existen y se determinó que la IP -número que identifica al usuario- era la relativa a la mujer e hija del procesado.

En el ordenador, que entregó el encausado, se encontraron búsquedas en Google del estilo «cómo borrar información deseada». Los hechos fueron calificados como un presunto delito de estafa por el que se le piden cinco meses de cárcel y una indemnización de 1.000 euros para los perjudicados.