La guerra contra el picudo rojo es total. Sólo en lo que va de año, el Área de Medio Ambiente del Ayuntamiento de Málaga ha acabado con 7.116 ejemplares de los enemigos públicos de las principales especies de palmeras de la capital, un campo de batalla que se extiende a través de las 2.360 palmeras canaria y datilera, las principales víctimas de estos insectos, aunque las labores preventivas alcanzan los 5.000 si se contabilizan las palmeras washingtonas.

Según explicó ayer el concejal del ramo, Raúl Jiménez, todas estas capturas han sido posibles gracias a los 80 cepos que actualmente hay repartidos por toda la ciudad, aunque la ambición municipal apuntan al futuro exterminio de este escarabajo con la instalación de 350 trampas que dejarían en simbólica la cifra del último año. No obstante, el Plan de lucha y control contra la plaga del picudo rojo señala que con los cepos instalados en mayo del año pasado se han capturado 7.116 escarabajos, de los que 5.233 eran hembras. «Si se considera una media de 200 huevos por cada puesta, se estima que se ha evitado la presencia directa de algo más de un millón de insectos, sin entrar en estimaciones de poblaciones potenciales», aseguró Jiménez, quien añadió que 60 de los futuros cepos contendrán un fluido que engloba tres hongos entomopatógenos (Beauveria bassiana, Metarhizium anisopliae, Verticilium lecanii), que serán empleados durante los meses de octubre a mayo en lugares exentos de flora.

Aunque la principal estrategia consiste en una valoración visual del especialista en la base, el estipe y la corona de las palmeras hasta detectar la plaga de la forma más temprana posible y el establecimiento de una red de trampeo que captura e infesta al insecto adulto con hongos entomopatógenos que logren su dispersión, Raúl Jiménez destacó elementos de apoyos como perros y audímetros. En el primer caso, se trata de animales entrenados para detectar la presencia de picudo rojo incluso antes de que se produzcan daños materiales y sea cuál sea el estado del insecto (adulto, larva o pupa), mientras que el audímetro permite escuchar las mordeduras de las larvas en el interior de las palmeras y, por tanto, iniciar antes el tratamiento.

En cuanto a los tratamientos utilizados en esta actuación, el concejal destacó los procedimientos químicos (de 8 a 10 anuales) en los que se utilizan sustancias activas autorizadas para palmeras y zonas verdes mezclando el caldo de tratamiento con sustancias activadoras de la vegetación y fungicidas (de junio a septiembre). Pero además del procedimiento químico y de los hongos entomopatógenos en la fase de trampeo, la lucha contra este insecto también se centrará en zonas en las que sólo se aplicarán nematodos entomopatógenos (Steinernema carpocapsae) entre octubre y mayo, los cuales serán supervisados por los especialistas para garantizar la eficacia del tratamiento.

Los tratamientos curativos están divididos en dos procedimientos, según explicó el Ayuntamiento de Málaga. El primero de ellos es la denominada endoterapia, una técnica que se utiliza cuando se detecta la infección de una palmera a través de la aplicación de insecticidas sistemáticos de alta persistencia (Abamectina-Thiamethoxam) conjuntamente con nutrientes.

La segunda opción sería la poda quirúrgica o cirugía, un trabajo mecánico de limpieza de la zona afectada por Rynchophorus ferrugineus con aportación de nutrientes, lo que facilita la posibilidad de que la palmera dañada gravemente pueda resurgir después de eliminar todas las hojas y todo el tejido afectado hasta llegar a la parte sana. Los ejemplares sometidos a estos tratamientos son objeto de un control semanal para conocer su evolución, así como el resultado de los procedimientos a los que han sido sometidos.