La artritis reumatoide no es, como erróneamente se piensa, una enfermedad de viejos. Ni mucho menos. Puede aparecer a cualquier edad y afecta más a las mujeres que a los hombres, en una proporción aproximadamente de 80 a 20. Pero lo que muchos no saben, sobre todo muchos padres, es que esta enfermedad autoinmune puede aparecer desde los primeros años de vida, por lo que resulta clave una detección precoz. Así, y con un tratamiento adecuado, al llegar a los 16 años, en el 50-60% de los casos la enfermedad desaparece y no se vuelve a manifestar.

Según Esmeralda Núñez, médico adjunta de la Unidad de Reumatología Pediátrica del Materno Infantil, la versión infantil de la artritis (artritis idiopática juvenil) suele dar la cara con la inflamación de una articulación, en la mayoría de los casos, de la rodilla, con dolor y con limitación del movimiento, que puede traducirse en una cojera matutina y rigidez. Si estos síntomas persisten durante más de seis semanas, y el pediatra descarta otras causas que expliquen esa artritis infantil, el menor será derivado a esta unidad, que es referencia para toda la provincia, Campo de Gibraltar y Melilla, y que actualmente hace el seguimiento a unos 200 niños afectados por esta enfermedad crónica infantil.

Explica la pediatra que esta enfermedad puede debutar entre el año y los 14 años, «aunque hemos tenido casos de niños con apenas unos meses» y que, aunque no tiene cura, sí que se ha avanzado mucho en su tratamiento, que ahora se basa en «inmunosupresores y terapias biológicas» que consiguen mantener a raya las defensas del niño para evitar la aparición de brotes repetitivos.

Ahora bien, la versión infantil de la artritis tiene varios perfiles. Así, se la llama artritis oligo articular cuando afecta a menos de cuatro articulaciones; poli articular cuando afecta a más de cinco articulaciones (es el caso que más se asemeja a la artritis reumatoide de los adultos); y artritis de inicio sistemático, que es la más grave y que suele cursar con fiebre prolongada durante más de dos semanas sin causa aparente y manchas en la piel, «aunque la enfermedad puede tardar meses en dar la cara».

Asegura la doctora Núñez que hay muchos padres que confunden los síntomas de la artritis idiopática juvenil con las fiebres reumáticas de antes, «cuando no tienen nada que ver, porque tienen un origen totalmente diferente». Como tampoco la idea de que «la enfermedad se pueda prevenir con medidas preventivas derivadas de la alimentación».

Ahora bien, diagnosticada la enfermedad, y en esto tiene mucho que ver la «mayor sensibilización» por parte de los pediatras de los centros de atención primaria, resulta fundamental el papel de los padres en cuanto a llevar una «vida lo más normalizada posible». Así, cuando esta enfermedad crónica cursa en algún brote, caso de la inflamación de la rodilla, «no se recomienda hacer ejercicio». Pero, una vez controlado el mismo, se aconseja una actividad física normal ya que es muy importante fortalecer la musculatura.

Con motivo del Día de la Artritis Reumatoide, la asociación malagueña Amare celebró ayer una jornada de concienciación sobre una enfermedad «hereditaria», que sólo en la provincia, cuenta con más de 12.000 personas diagnosticadas, y que no entiende de edades, por lo que recomiendan actuar ante la aparición de síntomas como la inflación de las articulaciones o dolor crónico.