El exedil del GIL Francisco Javier Lendínez, huido de la Justicia en diciembre de 2008 e imputado en el caso Malaya, fue detenido el pasado jueves en el Aeropuerto de Madrid-Barajas tras bajarse de un avión procedente de Bangkok, capital de Tailandia. Éste es uno de los tres fugitivos de la trama de corrupción, aunque el destino ha querido que sea arrestado sólo un día antes de que se conociera la sentencia por el proceso.

Éste periódico adelantó en sus ediciones de los días 9, 10 y 17 de diciembre de 2008 su huida, filtrada por fuentes de su entorno inmediato; y dio cuenta de la última pista conocida, una foto en la que se le retrata junto a un amigo en la ciudad indonesia de Borobudur (Isla de Java), una zona muy turística. En concreto, ese artículo data del 12 de abril de 2012, aunque la instantánea no tiene fecha.

Ahora, casi un lustro después de su huida, reaparece, pese a que no se conoce qué le ha llevado a exponerse a una detención. La Opinión de Málaga ha tenido acceso, en exclusiva, a un auto de la Sección Tercera de la Sala de lo Penal de la Audiencia Nacional en el que se recoge que la Dirección General de la Policía, en concreto el destacamento del puesto fronterizo de Madrid-Barajas, informa de su detención tras bajarse de un vuelo de Bangkok. La receptora de la información es la sección que ha enjuiciado el caso Saqueo 2, ahora a espera de sentencia, en el que Lendínez también está implicado.

Los magistrados aseguran que, tras haberse puesto a disposición del tribunal, procede dejar sin efecto su detención, reformando el auto de enero de 2013 que la decretó. Lendínez queda en libertad «con la obligación de designar su domicilio en España», y se dejan sin efecto las órdenes de busca y captura existentes en la Audiencia Nacional contra él.

Pero Lendínez tiene más problemas, porque también es buscado por el caso Malaya, donde en julio de 2006 quedó en libertad imputado por cohecho tras achacársele la supuesta percepción de 18.000 euros pagados por Juan Antonio Roca, exasesor de Urbanismo del Consistorio.

Asimismo, el Juzgado de Instrucción número 5 de Marbella decretó una orden de detención y presentación el 19 de diciembre de 2008, tras comprobar que no había acudido a firmar al órgano. El lunes de esa semana, otros cuatro jueces de la localidad, donde tenía diversas causas urbanísticas, también requirieron al edil para que se presentara en sus oficinas.

El 19 de diciembre, el segundo instructor de Malaya, Óscar Pérez, decidió cursar la orden cuando la policía le informó de que no se hallaba ni en su casa ni en el domicilio designado para recibir citaciones.

Huyó días antes de entrar en la cárcel a cumplir una pena de nueve meses por diversos delitos urbanísticos tras llegar a un pacto con la Fiscalía de Medio Ambiente, al igual que hicieron muchos de sus compañeros.

Su horizonte penal empezaba a acariciar tonalidades grises, y ello influyó en la determinación de poner tierra de por medio entre él y los jueces. En ese momento, su entorno dio la voz de alarma. En diciembre de 2008, el último rastro lo dejó en su Tarifa, Cádiz, donde vivía su entonces novia. Se dice que cogió el dinero de un negocio favorable y huyó.

En los últimos meses, antes de hacer mutis por el foro, se volvió una persona muy reservada, especialmente inaccesible, pese a su intensa vida social. Hablaba poco o nada y mantenía escasas relaciones más allá de su círculo íntimo. Hay quien lo situó en Marruecos o Sudamérica, y a principios del año pasado los rumores lo situaban en Asia, como demuestra la foto en la que posó con un amigo o la procedencia del avión que le lleva a la cautividad de nuevo.

Diversas fuentes jurídicas explicaron que queda libre por Saqueo 2, pero que posiblemente tendrá que pasar a disposición de los juzgados de Malaya y otros órganos donde tiene más causas.

En agosto de 2003, fue descabalgado de su puesto en el equipo de gobierno de Julián Muñoz, cuando la moción de censura de Marisol Yagüe triunfó con el inasequible aliento de Roca. Desde esa fecha, permaneció en la oposición y montó un partido político con el que iba a presentarse a las elecciones de 2007, el Centro Andaluz Independiente (CAI), pero el estallido de la operación Malaya acabó con sus aspiraciones de ascender en la cosa pública.

Ese verano de 2006 una foto lo revela sonriente tras declarar ante Torres y salir libre con cargos, pese a que él le dijo a la prensa que no le pesaba imputación alguna. Malaya ha dejado de ser un proceso con tres fugitivos. Ahora sólo Carlos Fernández y Llorca siguen burlándose de la Justicia, que se muestra incapaz de arrestarlos.

Carlos Fernández, el huido más ilustre

Carlos Fernández, exedil andalucista de Marbella, es el hombre a batir. Es el huido más famoso, y sobre su peregrinar fuera de España han corrido ríos de tinta. Tras su condena por quedarse dinero de la Unión Deportiva San Pedro y su expulsión del Gobierno de Marisol Yagüe, quedó en una complicada situación que empeoró cuando en julio el juez Torres lo llamó a declarar. Hacía entonces el Camino de Santiago y dijo que iría en unos días al abrazo de la Justicia, pero no predicó con el ejemplo y dejó España cruzando la frontera hacia Portugal por León, para reaparecer en el aeropuerto de Ezeiza (Argentina). Se habló de una estancia en Túnez y otra en Chila, de que sufrió el mal de la culebrina, y un policía se obsesionó con cazarlo hasta tal punto que dice que vuelve cada Navidad en un velero a ver a su familia, con la que está muy unido. Hay quien dice que un magnate lo protege de todo mal y que aguarda a que prescriban sus males para volver a España. El otro huido es José Manuel Carlos Llorca.