La negociación para el convenio de Limasa se torció en la reunión de ayer viernes a partir de actuaciones paralelas de la dirección de la empresa que el comité, por boca de su presidente, Manuel Belmonte, consideró «un chantaje y una provocación inaceptables que no vamos a consentir».

El primer problema surgió por el plan de la empresa de imponer una rebaja salarial de un 20% a los trabajadores del Centro Ambiental de Los Ruices (CAM)

Según el comité, ante la negativa de algunos operarios de aceptar la rebaja salarial, la empresa recurrió a presentar carta de despido a ocho de ellos que puestos ante tal tesitura aceptaron finalmente la rebaja. El comité montó en colera ante lo que considera «un chantaje», si bien la empresa adoptará el mismo procedimiento si los trabajadores que aún no han aceptado rebajar su sueldo se mantiene en esa actitud.

El comité ha presentado una demanda en la Inspección de Trabajo para conocer el número de personal contratado en el CAM y los distintos tipos de contratos existentes.

Un segundo problema surgió por las contrataciones de seis mecánicos para el fin de semana, para lo que, por acuerdo de ambas partes, se recurre a la bolsa de eventuales. En esta ocasión la empresa, según el comité quiso recurrir a contratar a mecánicos de fuera o en todo caso a elegir a su antojo en la bolsa de eventuales, lo que también enturbió la reunión negociadora y la dejó sin avance alguno.

Previamente, en una reunión celebrada el jueves con la dirección de recursos humanos se evaluó el coste de cada una de las medida propuestas por la empresa para rebajar en seis millones la factura del año próximo.

El comité, como adelantó en la reunión del martes, mostró su disposición a hablar de temas como la eliminación de seis días extra de vacaciones, los días de descanso o los turnos de vacaciones.