Francisco Javier Lendínez, exedil del GIL huido de la Justicia desde diciembre de 2008 hasta la pasada semana, cuando se entregó en el aeropuerto de Barajas, ha vivido este lustro en Bali, una isla de Indonesia, se ha ganado la vida con el turismo en trabajos accidentales y ha decidido volver a España para «cumplir con la Justicia» y porque su novia ha mejorado de un grave cáncer que padecía. Éstas son, al menos, las explicaciones que dan fuentes de su defensa a La Opinión de Málaga, para asegurar luego que el exconcejal quiere «cumplir con lo que tenga que cumplir».

Lendínez fue concejal del GIL en Marbella hasta 2003, y a partir de las elecciones de mayo de ese año pasó a formar parte del grupo mixto, lo que no impidió que en julio de 2006 fuera detenido por el caso Malaya, donde le consta un supuesto pago de 18.000 euros por parte del cerebro de la trama, Juan Antonio Roca. Quedó libre con cargos, y luego llegó, como muchos otros exconcejales del GIL, a un acuerdo con la Fiscalía de Medio Ambiente para pasar nueve meses en la cárcel. Debía entrar y reconocer los hechos a cambio de una drástica rebaja.

Esa condena, como publicó ayer este periódico, ha prescrito y debía empezar a cumplirla a finales de diciembre de 2008, pero optó por huir. La última vez que se le vio fue en Tarifa, pueblo de su novia, y hay quien lo situó luego en Marruecos o Sudamérica, aunque una foto sin fechar lo ubicaba en la ciudad indonesia de Borobudur (Isla de Java) en algún momento de 2012. Lendínez posaba sonriente junto a dos turistas marbellíes que lo reconocieron. Esa imagen fue publicada en exclusiva por este periódico, que también informó el pasado jueves, un día antes de que se hiciera pública la condena de Malaya, de que fue detenido por la Policía Nacional cuando se bajaba de un avión procedente de Bangkok, la capital de Tailandia. Ahora está en prisión por Malaya.

«Se ha entregado de forma voluntaria, para poner fin a su calvario. Ha sido por un tema familiar y personal, para cumplir con la Justicia y descansar», precisan fuentes de su defensa letrada.

Su novia, dice, sufría un cáncer muy grave a finales de 2008, un mal «que se le detectó cuando estaban en auge los procedimientos urbanísticos y los concejales entrando en prisión. Sabía lo de su novia y que ésta recibía quimioterapia. Le dijeron que podía durar unos meses, y por eso se fue», subrayan.

Huyeron juntos a finales de 2008 para vivir una fuga de cinco años. «Luego el cáncer se estabilizó», indica la defensa. Este lustro ha estado en la isla de Bali, en Indonesia, país en el que se hizo la foto que publicó este rotativo en su día. «Allí varios turistas marbellíes lo reconocieron y hasta se fotografiaron con él», añaden las fuentes.

En esta turística isla el edil, siempre según su defensa, se ha mantenido con recursos propios, ya con su pareja con la enfermedad estabilizada. Allí ella ha recibido tratamiento, desplazándose hasta otro punto no especificado por el letrado. «Lendínez es diplomado en Turismo, y ha trabajado enseñando las partes más turísticas» de la zona, es decir, como guía, aunque intermitentemente.

Vuelve porque quiere cumplir con la Justicia, dicen. «Su mujer está estable. Y hay que tener en cuenta las peticiones de su madre. Es su hijo pequeño y ella quiere tenerlo aquí y que cumpliera con lo que tuviera que cumplir», aclaran.

Además de Malaya y esa condena ya prescrita, Lendínez está procesado en Saqueo 2 y Minutas, y tiene otros tantos procesos urbanísticos. Al ser preguntado sobre si alguno de estos asuntos podría haber prescrito, las fuentes contestaron: «Habrá que ver caso por caso». De momento, el exconcejal espera atento al devenir de los acontecimientos desde su celda de Alhaurín de la Torre, añorando Bali.