Cualquier menor tiene ya un acceso ilimitado a internet con sólo disponer de un móvil o una tableta. Eso ha abierto la puerta a la exposición de los jóvenes a una serie de peligros para los que se disponen de pocas herramientas para combatir. Es más, es la primera vez en que los jóvenes tienen más conocimiento sobre una herramienta que sus padres o profesores, dificultando el control en el acceso a determinado contenidos.

La formación parece la única herramienta disponible hasta ahora para ayudar a los menores a hacer frente a los riesgos del uso de las redes sociales y el acceso a internet, como explicó ayer el presidente de la asociación Protégeles, Guillermo Cánovas, que firmó un acuerdo de colaboración con el consejero de Economía e Innovación, José Sánchez Maldonado, para impulsar diversas actuaciones en esta línea.

Guillermo Cánovas apuntó que son cinco los grandes retos a los que se enfrentan para proteger a los menores, como son: el acceso a contenidos ilegales o inapropiados, la aparición de los primeros casos de adicción, la difusión de datos o fotografías que violan la privacidad, el uso de la red para generar conflictos (ciberacoso escolar, sexual y sexting) y la participación de actos delictivos. En este aspecto, el presidente de Protégelos advirtió de que hay menores que se convierten en parte activa de la ciberdelincuencia «desde su cuarto y sin que lo sepan sus padres».

Cánovas recordó que para proteger el menor es vital el acompañamiento de los padres hasta los 13 años, con idea de ir educando al joven. Sin embargo, este experto resalta que a partir de los 14 años «debe tener ya una formación propia porque es difícil ese acompañamiento paterno».

En este punto, pone de relieve uno de los grandes problemas de este ámbito, que es la falta de conocimiento de los padres «que muchas veces tienen que pedir consejo a sus hijos», lo que desprotege aún más al menor. Es más, apunta que incluso esta brecha se da entre los propios hermanos y los niños 10 y 11 años aconsejan ya a sus hermanos mayores.

El presidente de Protégeles, una asociación sin ánimo de lucro que lleva el programa de seguridad en internet para los menores de la Comisión Europea, afirma que también hay un cambio, ya que las aplicaciones y juegos de móviles han sustituido a la entrada directa a internet, ya que facilita conocer a otras personas a través de los juegos. «Hemos pasado de que los menores pasaran 2 o 3 horas al día a estar conectados 24 horas», aseguró Cánovas.

El convenio firmado ayer permitirá implantar una serie de medidas formativas para los jóvenes y profesores que les permita tener herramientas para hacer frente a estos peligros. Así, un grupos de trabajo de quince adolescentes de sexto curso de Primaria y tercero de ESO plantearán su experiencia para que la Comisión Europea reciba información de primera mano sobre el uso de internet. El objetivo es recoger experiencias que ayuden a elaborar la regulación europea sobre el acceso de los menores a internet.

A finales de este mes se celebrará la primera reunión internacional en Bruselas, en la que participarán menores españoles.