El colegio San Patricio no permitirá que un alumno transexual vaya a clase con el uniforme femenino, como ha pedido su familia para que se respete así su identidad de género, hasta que no haya una resolución judicial firme. El centro asegura que mantiene un diálogo fluido con la madre de este escolar, pero no permitirá que vista falda porque asegura que este deseo «puede colisionar con los derechos de los otros estudiantes del centro», según explicó el secretario técnico de la Fundación Diocesana de Enseñanza, Francisco José González Díaz.

El colegio sigue sin cumplir así las recomendaciones dictadas por la Delegación Territorial de Educación la pasada semana para adecuar el trato al menor transexual que cursa sus estudios de segundo de Primaria en este centro de Huelin. Un inspector de la Junta acudió ayer a las instalaciones para reiterar las recomendaciones. Sin embargo, el colegio mantiene su postura: pantalón gris para ellos y falda verde de cuadros para ellas, sin atender a las demandas de la familia.

González Díaz insistió en que este alumno lleva cinco años escolarizado en este colegio y nunca ha sufrido ningún tipo de discriminación. «Progresa adecuadamente en sus estudios y no tiene problemas ni con sus compañeros ni con los profesores», explicó el representante de la Fundación Santa María de la Victoria, que depende del Obispado de Málaga. Aseguró que son conscientes del «drama humano» que pueden vivir el alumno y su familia, «pero la opción de vestir el uniforme femenino no deja de ser una opinión de la madre», agregó.

El secretario técnico de la Fundación reiteró que el colegio San Patricio es confesional, tiene un ideario, un carácter y una forma propia de educar. Garantizó que el centro busca el bien del menor, «de éste y de cualquier otro sin discriminación de ningún tipo». «A todos los alumnos los queremos por igual, pero nuestra institución está aún más próxima con quienes presentan problemas, pero no podemos olvidar el derecho de los demás alumnos, que pueden sentirse violentos al ver a un compañero con falda», explicó. Por eso, señaló que el centro está dispuesto a asumir «lo que legalmente nos corresponda» pero no dejarán que lleve el uniforme femenino hasta que no haya una sentencia en firme. No obstante, González Díaz ya advirtió de que recurrirán la primera resolución judicial, si fuera contraria.

En este sentido, negó que el centro haya recibido ningún tipo de requerimiento por parte de la Fiscalía Superior de Andalucía, más allá de las instrucciones enviadas en su día por Educación, entre las que se encontraba que en el desarrollo de las actividades, el profesorado tuviera en consideración el género con el que el menor se siente identificado, «así como reconocer y aceptar la posibilidad de vestir con uniforme en función de la identidad de género».

Lo que sí han permitido es que el alumno pueda utilizar el servicio de discapacitados, «que es neutro», y han consensuado con la familia un nombre para llamarle. «Somos completamente respetuosos con la condición de este menor y tratamos de buscar la mejor solución posible», concluyó.