Aunque abandonada y polvorienta, la botella puede verse medio llena porque hace tiempo que la calle Chinchilla, que desemboca frente a la iglesia de San Felipe Neri, ha dejado atrás un paisaje de solares abandonados y repletos de basura. En su lugar, los terrenos han sido tapiados de forma bastante digna y eficiente. Queda mucho por mejorar en el sobrecogedor entorno de la iglesia, pero el que la calle Chinchilla haya abandonado parte de su apariencia mugrienta ya es un primer paso.