«Todos los mamíferos tenemos una ruta metabólica que nos permitiría vivir de la grasa acumulada, pero siempre que no aportemos ni grasa ni hidratos de carbono al cuerpo», algo así como lo que hacen los osos, que acumulan grasa en verano y en invierno duermen y viven de ella. Según el doctor Antonio Escamilla, especialista en Medina y Cirugía Estética y Nutrición, y responsable de controlar la evolución de Montse y Romina, es una forma de «obligar al cuerpo a consumir la grasa almacenada», momento a partir del cual se entra en fase cetogénica, es decir, que el cuerpo obtiene la energía de la reserva de grasa.

Así, la dieta proteinada, frente a la hipocalórica, se basa en aportar a la persona la cantidad de proteínas que necesita según su peso ideal. Y funciona. Estudios realizados en el Hospital Gregorio Marañón de Madrid y en otros siete hospitales españoles han corroborado que «se pierde peso y sin efecto rebote, que es el problema de la mayoría de las dietas», explica Escamilla.

El tratamiento que están haciendo Montse y Romina se realiza en tres etapas. En la primera, la fase activa, sólo se puede tomar verdura y proteína, ésta a través de cinco sobres al día, con los que puedes hacer tortilla, sopas, cremas o postres, entre otras recetas. En ella se pierde el 80% del peso que sobra. En la segunda y tercera fase se van introduciendo otros alimentos hasta llegar a comer con normalidad. Eso sí, cada fase dura el doble de la anterior.

Esta dieta, afirma el también especialista en Medicina Familiar y Comunitaria, «es una forma sana de perder peso sin pasar por el quirófano», en la que sólo se toman unos suplementos de vitaminas y minerales, «porque se pierden junto con la grasa que se metaboliza».