Si el malagueño Vicente Tolosa Elorduy trabajó como gerente de la Industria Malagueña -la fábrica textil de los Larios- con la misma entrega y vocación que para la fotografía, la familia Larios sin duda contaba con un potosí entre sus principales empleados.

Gracias a la afición por la fotografía de este importante personaje de la Málaga de comienzos del XX, los aficionados a la fotografía puede disfrutar de una impresionante colección de intantáneas de la ciudad en internet, tomadas entre 1904 y 1918.

Las fotos, muchas de ellas auténticas obras de arte que nos revelan a un artista de la fotografía y no a un mero aficionado, pueden encontrarse en la web de internet: http://fvt.gustavosanchez.es.

Un sobrino bisnieto de este fotógrafo incansable, el malagueño Gustavo Sánchez, es el responsable de un trabajo de años, que le ha permitido escanear y reparar con paciencia y generosidad este valioso material, que conserva con verdadero esmero. En total son alrededor de 1300 fotos de origen muy variado: «Hay 780 ó 790 estereoscópicas en cristal y también unas 150 en negativos de cristal en formato 9x12 y muchas copias en papel», detalla.

Don Vicente era hermano de la bisabuela paterna de Gustavo Sánchez y la colección de fotos se la transmitió su padre, Antonio Sánchez Giménez, que en el cruce de la calle Granada con Sánchez Pastor tenía en los años 60 el estudio fotográfico para niños Fylegos.

El gerente de los Larios, un hombre soltero que fue como un padre para el abuelo de Gustavo Sánchez, tenía como hobby la fotografía, por entonces no al alcance de muchas personas y lo más llamativo de su producción es que «retrató la vida de Málaga de principios de siglo de forma increíble porque hizo pocas sólo de índole familiar», comenta el dueño de la colección.

La página web da buena cuenta de que don Vicente Tolosa fue en muchos aspectos un periodista gráfico, capaz de fotografiar con destreza grandes momentos de Málaga como los carnavales, el trasiego de las tropas en el puerto rumbo a Marruecos en 1909 o los terribles estragos de las inundaciones de 1907. Además, era un gran amante del mar y de la actividad portuaria, así que entre sus fotos hay muchas dedicadas a retratar grandes barcos que entraban en el puerto o los trabajos de los marengos en la orilla.

Por otro lado, por su trabajo de gerente en la Industria Malagueña, el archivo cuenta con más de un centenar de valiosas instantáneas, la mayoría del interior de la fábrica textil de los Larios, pero también de ingenios de caña de azúcar o del cargamento de minerales rumbo a la ferrería de La Constancia.

También hay un apartado dedicado a Lanjarón ya que cada mes de septiembre, don Vicente se marchaba de vacaciones al balneario granadino.

Gonzalo Sánchez confiesa estar encantado del éxito que este archivo está teniendo en internet y recuerda cómo un grupo de Facebook de Historia de Málaga le pidió permiso para publicar fotos en las redes sociales. «Me pareció interesante, cuanta más gente las disfrute, mejor, siempre que aparezca que fueron hechas por Vicente Tolosa».

Además, este afable malagueño cree factible un libro que recoja las mejores fotografías de su antepasado. «Hay imágenes de sobra, e incluso como algunas tienen su texto, se pueden poner sus comentarios como pies de foto», explica.

También le gustaría al dueño y conservador de la colección poder mostrar una selección de fotografías en algún espacio expositivo de Málaga y alguna vez ha colaborado con sorpresas como las que le dio a los bomberos de Málaga, cuando les envió copias del Parque de Bomberos de principios de siglo.

Por si no fuera poco, Gustavo Sánchez también conserva todo el equipo fotográfico de don Vicente Tolosa, que tuvo que abandonar su afición favorita en 1918, a causa de una enfermedad. De hecho, como cuenta su sobrino bisnieto, este hombre inquieto dejaría de salir y murió a los pocos años, en 1922.

La Málaga de las dos primeras décadas del XX, con su nuevo puerto y un Parque creciendo con brío, la de los grandes barcos de vela y las barcas de jábega. Ahora en la red al alcance de todos, gracias al arte fotográfico del gerente de los Larios y de la entrega de su sobrino bisnieto.