Un horno de leña, productos de primera calidad, cacao de origen selecto y grandes dosis de cariño son quizá los ingredientes necesarios para que La Despensa de Palacio traspase fronteras y llegue con sus dulces y chocolates a cualquier punto del globo terráqueo. Un pequeño negocio familiar de origen sevillano que este año dedica su cuidada caja de Navidad a Málaga.

El creador e imagen pública de esta fábrica de maravillas para el paladar, Antonio Rivero, se define como obrador de confitería, oficio al que se dedica desde hace 22 años y sus pedidos han llegado a lugares tan apartados como Japón o Australia, según detalla.

Con motivo de una charla que ofreció ayer sobre el chocolate y la salud, Rivero explicó que ya preparan las cajas de cara a la Navidad. Un surtido variado de polvorones, hojaldres, mantecados, turrones, pastel de yema o mazapanes que cuenta con una tirada limitada, ya que el proceso de elaboración requiere de algo fundamental, tiempo. Automatizar la cadena sería romper la elaboración manual de este negocio que cuenta con antepasados panaderos que servían al marqués de Estepa. Los documentos más antiguos que lo atestiguan datan de 1743, según Rivero. La panadería y la despensa fueron las áreas que regentaron sus familiares una vez que se fue a Madrid el marqués. De ahí, La Despensa de Palacio.

Los más previsores ya tienen reservada alguna de las cajas que saldrán de la única fábrica de chocolate aún en pie en Andalucía. La de dos kilos, que recrea algún motivo relacionado con las bellas artes, o la de cuatro, que este año se dedica a la ciudad malagueña.

Ya han sido recreadas Granada, Sevilla o Cádiz pero Antonio Rivero tenía guardado este 2013 para Málaga. El motivo es que se cumple el 200 aniversario del casamiento de Manuel Agustín Heredia e Isabel Livermore, un hombre decisivo dentro del desarrollo industrial de la ciudad.

El creador de La Despensa de Palacio conoce con todo detalle lo que supuso este hombre para Málaga y aún recuerda el momento en el que despertó su interés por él. Terminaba tercero de Química en la Universidad de Málaga y tuvo que ir a Granada para especializarse. Fue entonces cuando un profesor le dijo que aquí no había ningún Manuel Agustín Heredia para fundar una cátedra de química. Desde entonces su pasión por este personaje ha sido imparable.

Reconoce que el resultado final de esta caja hace que sea una de las que más satisfecho está. Han cuidado el grabado iluminado que la reviste y se puede ver una vista de Gibralfaro con el puerto, la Alameda, la Aduana e incluso el consulado del mar y la junta de comercio. Lugares de la ciudad muy relacionados con la vida del comerciante malagueño, que se acompañan de una cromolitografía relacionada con los grabados de la pasa.

Los productos de la tierra también están presentes en el día a día de este negocio familiar que cuenta con los limones de Vélez Málaga, la pasa de la Axarquía o la almendra de esa zona también a la hora de crear.

Las cajas de Navidad y algunos productos que comercializan el resto del año puede que sean los más característicos de esta dulce empresa pero cada vez amplían más su horizonte. Sin contar que no llevan ningún tipo de conservante, ni antioxidante.

La producción va encaminada hacia una dieta saludable, con productos como el yogur, pero también trabajan la elaboración de vinos, aceites y nuevas líneas relacionadas con los bizcochos, galletas y bombones.

Reconoce que su formación específica en Francia sobre cómo elaborar chocolate hace ya una década le ha sido de gran ayuda a la hora de continuar creando nuevos productos ya que ése es el ámbito que trabaja. El día a día en el obrador es cosa de su mujer, según detalla, un negocio que llevan entre ambos y su hijo y que cuenta con un total de 25 trabajadores.

Entre sus clientes más fieles se encuentran personajes de cierta relevancia que Rivero no desvela puesto que para ellos todos son iguales. Recuerda con cariño como un matrimonio octogenario vino una vez con una maleta vacía para llenar de sus productos y no pudieron darle ningún tipo de suministro. La alta demanda y existencias contadas han hecho que solo puedan dar en muchas ocasiones una caja por persona. Desde entonces, reservan con antelación para no quedarse sin su pequeño tesoro.

El museo del chocolate es una de las últimas incorporaciones de este negocio. Abrió sus puertas en Estepa hace un año escaso y es el más grande de España. En él se puede conocer la historia del oro negro, un placer que no engorda, baja el colesterol y la tensión arterial, según su creador.