Las políticas de seguridad compartida entre la Unión Europea y África protagonizaron ayer las VI Jornadas sobre Defensa y Seguridad Internacional en el Siglo XXI, evento patrocinado por la Universidad de Málaga y el Ministerio de Defensa a través del Centro Superior de Estudios de la Defensa Nacional y del Instituto Español de Estudios Estratégicos. El director de este último, el general de brigada Miguel Ángel Ballesteros, fue el encargado de cautivar a los asistentes a la abarrotada Aula de Grados de la Facultad de Derecho.

¿En qué momento se encuentra la colaboración internacional entre Europa y África?

Dada la diferencia económica y de desarrollo que hay de Norte a Sur, no sería muy realista decir que África ayuda a Europa. En todo caso, no diría que la colaboración se encuentra en un momento óptimo porque la Unión Europea está muy centrada en la crisis económica. Esto provoca que cada uno ponga el foco en sus problemas y, por tanto, supone la renacionalización de los países. Las intervenciones de Europa en África tienen ahora un perfil más bajo y así lo demuestran las 29 intervenciones que se realizaron entre 2003 y 2008 y las cinco desde entonces hasta ahora. Las intervenciones cuestan dinero y no podemos olvidar que estamos en crisis.

¿Qué prioridades tiene Europa en África? ¿Cuáles son sus principales amenazas?

Actualmente la amenaza de África es África, pero si no se actúa esa amenaza será a corto y medio plazo para la Unión Europea. Una de esas amenazas es la inmigración irregular masiva, como ha ocurrido recientemente en Lampedusa con centenares de muertos y que ha puesto a Europa en una situación crítica. La solución no es poner barreras en el agua o evitar que los inmigrantes lleguen, sino promover el desarrollo en los países de origen para que sus habitantes no emigren a países tan lejanos y diferentes culturalmente. Ahí es donde la Unión Europea debe esforzarse.

¿Cómo se interviene en un continente tan inestable políticamente?

Sin seguridad no hay desarrollo. Y si además un país sufre una guerra, el crecimiento económico desaparece, como las pocas y esenciales infraestructuras que ya de por sí puedan tener. Ahí es donde florece el terrorismo, el narcotráfico, el tráfico de armas o la trata de personas como consecuencia de la falta de seguridad. Seguridad y desarrollo van siempre en paralelo.

¿Asume España un papel protagonista como frontera sur o tiene las manos atadas por Bruselas?

España, Italia y Francia son puertas naturales por ser los países más próximos a África. Sobre todo España, aunque últimamente suene más Lampedusa por la reciente tragedia. Por eso nuestro país tiene que exigir a la UE que tome las medidas necesarias que eviten los problemas propios de la inseguridad en esos países. El problema es de la Unión Europea, pero el impulso tiene que ser de España para crear conciencia.

¿Puede ocurrir en España una tragedia como la de Lampedusa?

Es más difícil porque el sistema implantado en nuestro litoral detecta con facilidad los movimientos de barcos grandes. Tenemos la suerte de que España, con la ayuda de la agencia Frontex, supo abordar en 2005 y 2006 la avalancha de cayucos que zarpaban de África con destino a las Islas Canarias.

¿Existe una cultura de seguridad y defensa entre los españoles?

Esa cultura no es de unos pocos, como los militares, la policía o los políticos. El ciudadano debe saber lo que ocurre en materia de seguridad para poder respaldar una decisión política importante. Sin embargo, la opinión pública española prefiere pensar que no hay amenazas ni riesgos y que nadie quiere atacar nuestros intereses. Pero la verdad es que somos unos de los países que más riesgos y amenazas tienen, pero también más oportunidades por su situación privilegiada, ya que somos el puente hacia Europa de América y África.