El mal olor que se asocia a la depuradora del Guadalhorce se verá mitigado de forma importante a final de año, cuando se terminen cuatro actuaciones que está ejecutando la Empresa Municipal de Aguas (Emasa) y que permitirá reducir de forma significativa las emisiones de vapores procedentes del tratamiento de las aguas residuales.

Estas obras forman parte de una serie de nueve actuaciones que Emasa está terminando de ejecutar y que cuentan con financiación europea, que a través del Programa Poctefex financia el 75% de los tres millones de euros invertidos a lo largo de este año. El resto corre a cargo de los fondos propios de la empresa de agua.

De las nueve actuaciones, cuatro tienen como objetivo mejorar el tratamiento de las aguas residuales en la depuradora del Guadalhorce, reduciendo además el mal olor que afecta al polígono Guadalhorce, al centro comercial Málaga Nostrum y al barrio de La Concha.

Una de las principales actuaciones para reducir el mal olor es la instalación de compuertas en los decantadores secundarios, que regulen el vertido de las aguas residuales. El objetivo es reducir la fuerza de la caída de la lámina de agua residual a los depósitos, mediante la instalación de una cascada doble, frente a la cascada única actual, lo que permite que el agua se mueva menos y se emita menor olor al reducir la intensidad del batido. Además, las compuertas elegidas son regulables anualmente para compensar los movimientos del terreno, ya que las instalaciones se sitúan en un terreno arcilloso.

Otras dos actuaciones que reducirán el mal olor es la adquisición e instalación de unas nuevas palas para la recogida de fangos, con un sistema inventado en Estados Unidos que consiste en unas palas de plástico (más resistentes a la corrosión que las metálicas) que mueven los fangos de forma continua para enviarlo a los pozos para su tratamiento. Actualmente se realizaba esta labor con unos puentes que pasaban cada dos minutos y medio, con una retirada de fangos más lenta y menos homogénea.

La última actuación consiste en instalar unos tamices especiales para la recogida de las toallitas que se tiran por el retrete y provocan muchos problemas de atascos en la depuradora, ya que no se diluyen. Esos atascos provocan que cada cierto tiempo haya que parar el proceso de tratamiento de aguas residuales, vaciar los llamados digestores -unos depósitos de fangos 20 metros de alto y 20 de ancho- para limpiarlos, en un proceso que es complejo y caro.

Con los tamices la limpieza será continua, ahorrando muchos costes a Emasa y reduciendo también las emisiones de mal olor que se originan cada vez que hay que vaciar los depósitos de fangos para limpiarlos.

Un nuevo sistema que mejorará el sabor

Otro de los proyectos que está ejecutando Emasa consiste en una tubería de by-pass al depósito de agua osmotizada en la estación de El Atabal. Ese nombre tan complejo se traduce en una mejora que permite realizar mejor la remineralización del agua tratada en El Atabal, antes de suministrarla para el consumo. En ese proceso se le añade cal alimentaria y CO2 para hacerla apta al consumo humano. Con esta actuación este proceso se hará de forma más escalonada y eficaz, lo que mejorará el sabor del agua y facilitará la gestión de la planta.