El barrio del Soho va avanzando en el plano por las calles colindantes a la Alameda Principal y el Muelle Heredia, pero en lo que se refiere al progreso para el barrio aún está incompleto, según comentan sus vecinos. La obra de la calle Tomás Heredia está acabada y la de Vendeja a mediación, solo queda el tramo hasta la plaza de los jardines del Barrilito. La vegetación de esa plaza es muy importante, ya que en ella está un ejemplar de una especie denominada Chorisia speciosa y que comúnmente los malagueños han denominado El Barrilito.

Sobre el tema de la vegetación la queja parte de una vecina de la zona, María Dolores Lapeira, que cree que «se debería cuidar la vegetación, y el domingo estaban recortando todas las palmeras». Según explica María Dolores, se están recogiendo firmas para proteger el jardín.

En esa misma plaza se sitúa una cafetería que regenta Víctor Fernández, quien considera que «todavía no hay cambio», aunque espera que en el futuro «se puedan disfrutar las mejoras». El cambio que ve el hostelero se refiere a la prostitución que había en la zona, piensa que «se ve más tranquilidad sobre todo a las cinco o las seis de la mañana cuando abro el bar».

La visión que todos tienen en común es que las calles «están quedando más bonitas», pero en lo que se refiere al arte no ven demasiado cambio. Según comenta Manuel Sánchez, trabajador de la zona, «no he visto casi nada de arte». «Deben poner más bares y potenciar la zona con la cultura», asegura.

Desde la creación del Soho no han proliferado los negocios relacionados con el arte, cuentan los vecinos, y sólo se ha instalado un establecimiento del proyecto MAUS. En lo que se refiere a las actividades culturales, algunos vecinos del barrio no las han aceptado por completo, por ejemplo el edificio con el graffiti de Roa no fue comprendido por muchos, según comenta Iván Posadas, conserje de un edificio colindante al del graffiti, «los vecinos de este edificio son más clásicos y no lo entendían al principio», «pensaban que nos iban a llamar el edificio de las ratas». Para el conserje el mayor problema está siendo para los transportistas que vienen a repartir y que no pueden parar en ninguna zona.

Otro establecimiento que no está recibiendo el proyecto con mucho agrado es una tienda de alquiler de vehículos que está a pocos metros y el ruido y las molestias de la obra le están afectando, según comenta su dueño, «no entra nadie a la tienda, no se puede ni hablar dentro».

Para Conchi, dueña de un kiosko en la calle Córdoba, el cambio está siendo positivo, «los fines de semana está viniendo más gente», la única traba que deberá pasar ella es que le levantarán el kiosko y se lo cambiarán de zona durante un tiempo.