­Un hombre de 68 años asesinó a puñaladas el pasado martes a su expareja, de 66, y horas después se quitó la vida arrojándose desde el quinto piso que seguían compartiendo en Ciudad Jardín a pesar de estar divorciados. Los investigadores de la Policía Nacional consideran que el detonante del crimen fue que ella le pidió que abandonara la vivienda de forma definitiva. La autopsia confirmó ayer que Rosario G. murió tras recibir varias puñaladas en el cuerpo, las más importantes en el cuello y en el tórax. Una vez más, no existían denuncias previas por malos tratos y el agresor no tenía antecedentes penales, según confirmó la Delegación del Gobierno en Andalucía.

Los hechos se conocieron pasada la medianoche de ayer miércoles, cuando varios vecinos del número 2 de la calle Comendador Bobadilla escucharon un fuerte golpe en una de las zonas ajardinadas del edificio y comprobaron que se trataba de un hombre que se había precipitado, por lo que llamaron a la Policía Nacional y a los servicios sanitarios, que nada pudieron hacer por la vida del hombre. Las primeras gestiones policiales y la colaboración de los vecinos permitieron identificar al fallecido como el inquilino de 5º-F, piso en el que convivía con Rosario.

Según fuentes policiales, todos los intentos de los agentes por localizarla resultaron inútiles tanto pegando a la puerta como llamando telefónicamente a la mujer. Sin embargo, cuando los investigadores comprobaron que el teléfono de Rosalía sonaba en el interior de la vivienda y que ella no respondía decidieron forzar la puerta del piso ante la posibilidad de que estuviera sufriendo una situación de riesgo. Ya era demasiado tarde.

Tal y como adelantó ayer este diario en su edición digital, los agentes se encontraron el cuerpo inerte de Rosalía en el salón de la vivienda con varias heridas de arma blanca en el cuerpo y los sanitarios del 061 sólamente pudieron certificar la muerte de la mujer, aunque el rigor mortis y la temperatura que presentaba el cuerpo hizo pensar a los investigadores del Grupo de Homicidios y de la Policía Científica en que el fallecimiento pudo producirse varias horas antes del hallazgo del cadáver, tiempo en el que su expareja pudo intentar quitarse la vida en varias ocasiones.

Fuentes cercanas al caso aseguran que uno de esos intentos consistió en ahorcarse en una de las lámparas de techo de la vivienda, que los agentes encontraron en el suelo con una cuerda atada. Tras fracasar en el intento, decidió saltar al vacío desde una de las dos terrazas del piso.

Confirmadas las dos muertes, la Policía Científica peinó cada centímetro de la vivienda buscando el arma homicida y otros indicios que aportaran luz a un caso que el juez decretó bajo secreto de sumario. Los investigadores creen que inicialmente el hombre quiso ocultar el crimen, ya que encontraron la casa extremadamente limpia y con olor a productos de limpieza.

Una vez que se ordenó el levantamiento de los cadáveres, fueron trasladados al Instituto de Medicina Legal de Málaga, donde ayer se realizaron las dos autopsias, conclusiones que se remitirán al magistrado encargado del caso, al igual que el informe final de la Policía Judicial encargada de las investigaciones. En el caso de la mujer, los forenses confirmaron su fallecimiento como consecuencia de las heridas que sufrió con un arma blanca, mientras que su expareja murió por las heridas de la caída desde el quinto piso.

Como ya ocurriera el pasado mes de septiembre en el crimen de La Luz, donde un hombre acabó con la vida de Estefanía, de 26 años, y su hijo de 5, a las autoridades no les constaban denuncias previas por violencia de género, una circunstancia que preocupa al Gobierno. No obstante, sólo 7 de las 43 mujeres asesinadas en lo que va de año en España por violencia de género (el 16,3 por ciento) habían denunciado a sus agresores por malos tratos, según la estadística que aportó ayer el Ministerio de Sanidad, Servicios Sociales e Igualdad.

La ministra del ramo, Ana Mato, expresó ayer su más enérgica condena y repulsa por el crimen de Ciudad Jardín. Según Mato, la fallecida no había presentado denuncias previas, como la mayoría de las víctimas mortales de esta lacra en 2013, y de las siete asesinadas que sí habían denunciado, una contaba con una medida de protección en vigor.

La estadística también indica que 17 de las asesinadas habían terminado la relación sentimental con su agresor o estaban en fase de ruptura, mientras que 26 vivían con él. Hasta ayer, 39 menores quedaron huérfanos por la violencia de género. Por ello, la ministra volvió a hacer un llamamiento a no aceptar ni consentir ningún tipo de maltrato contra una mujer y a que, en consecuencia, se denuncien los hechos.