Diez años no es mucho tiempo, pero sí el suficiente para que la provincia de Málaga haya vivido una transformación en su estructura social y de convivencia. En la última década, la transformación ha sido notable en aspectos como los modelos de familia, la fórmula de alojamiento o los ingresos económicos y así lo atestiguan las estadísticas del censo, una fotografía fija de la población española que el INE realiza cada diez años, y que ayer dio a conocer sus resultados detallados.

En el periodo comprendido entre 2001 y 2011, en el que tanto la provincia como el resto del país han vivido primero la eclosión inmobiliaria y después la crisis, la sociedad no ha tenido más remedio que adaptarse a esos cambios marcados de forma casi obligatoria por la coyuntura económica. En los años de bonanza, las grúas llenaron el horizonte y las familias malagueñas se decidieron a invertir en vivienda. De ahí que no resulte extraño que se haya duplicado el número de viviendas que tienen una hipoteca por pagar, aunque éstas solo suponen un tercio del total de la provincia, que en este tiempo ha experimentado un importante incremento de la fórmula del alquiler, que ha crecido un 66% -una de cada diez viviendas en la provincia-. Los precios más asequibles del alquiler y la dificultad de acceder a crédito para comprar una vivienda han empujado a muchos malagueños a los inmuebles alquilados, en muchos casos como vía para independizarse del núcleo familiar. Y es que ahora también son más los que viven solos y los hogares unipersonales han subido un 54% y son ya dos de cada diez en la provincia.

Pero los hogares con una sola persona no sólo crecen porque sean más los jóvenes que se independizan o las personas de mediana edad que están solteras, hay otro factor que empuja a ese aumento: el envejecimiento de la población. Este hecho provoca que cada vez sean más los mayores de 65 años que viven sin compañía, que han crecido en un 40% en el caso de las mujeres y un 52% en el de los hombres.

Otro hecho que se constata en esta última década es el aumento de las parejas que viven juntas pero que no tienen hijos. La edad de la maternidad se ha retrasado, como también ha disminuido el número de hijos, por ello los núcleos familiares formados por parejas sin hijos supone un tercio del total, tras experimentar una espectacular subida del 70% en esta última década. No menos importante ha sido el alza registrada en los hogares formados por una madre o un padre que viven solos con sus hijos, mientras que la bajada de la natalidad ha conllevado que sean menos las familias numerosas en la provincia, que han pasado de suponer un 7,38% del total a sólo un 3,97%.

La estadística del INE pone en cifras una circunstancia que la provincia ha vivido en estos últimos años, la marcha de muchas familias jóvenes a los municipios del área metropolitana, de ahí que Cártama, Alhaurín de la Torre y Rincón de la Victoria, todos limítrofes con la capital, se hayan colado en el ranking nacional de municipios con una edad media más baja.

En cuanto a la modalidad de parejas, son más las que prefieren ser parejas de hecho -un 317% de aumento- y suben asimismo las parejas del mismo sexo. Es más, en este tiempo también han crecido casi un 50% los núcleos formados por dos personas que comparten vivienda, un 45% más ahora que en 2001.

La crisis también ha dejado su estampa en la situación económica de las familias, y en el número de miembros en paro. Si en 2001 el 77% de los hogares aseguraban no tener a ninguna persona en paro, ahora ese porcentaje ha bajado a un 42% y en más de un tercio de las familias hay al menos una persona en situación de desempleo.

A nivel nacional, el número de hogares formados por una pareja con tres o más hijos se ha reducido un 32,8%, hasta sumar sólo 573.732, mientras que los formados por parejas sin hijos han aumentado en un 45,1% y ya rozan los cuatro millones.

En España hay 18 millones de hogares, una cifra que ha aumentado un 27,5% en una década (formados por una media de 2,58 personas frente a las cuatro de 1970).

Otro de los datos que refleja la transformación experimentada por los hogares españoles en una década es que de las 7.060.230 parejas con hijos, hay 496.135 «familias reconstituidas», es decir, que uno de los miembros de la pareja tiene algún hijo de una relación anterior, una cifra que duplica a la de hace diez años por el incremento de las rupturas matrimoniales.