Confirmado. Casarse vuelve a estar de moda en Málaga. Hartos de esperar a que lleguen tiempos mejores, cada vez son más las parejas que se lían la manta a la cabeza y se dan el «sí quiero». A la espera de conocer los datos globales de 2013, el primer semestre se cerró con un 4,07% más de bodas que en el mismo periodo del pasado año, porcentaje que previsiblemente aumentará ya que resta por contabilizar los enlaces celebrados en los meses punta de este verano. Empresas del sector confirman que ha sido un buen año, a pesar de que muchas parejas decidieron saltárselo, y posponer su boda, por aquello de las supersticiones y los malos augurios, aunque lo mejor está por llegar. De momento, las perspectivas para 2014 son «muy buenas» porque, aseguran, se percibe una «alegría» distinta a la hora de casarse.

Después de un año aciago como fue 2011, en el que sólo hubo 5.156 bodas en la provincia, el peor dato desde que comenzó la crisis, empezaron a aumentar el número de enlaces. En 2012 se celebraron 5.514, un 7% más, y hasta el 30 de junio de este año habían contraído matrimonio 2.275 parejas, 89 más que un año antes. Con este buen dato, la provincia se desmarca de la tendencia negativa registrada a nivel nacional y que apunta a un descenso de un 4%.

Vanesa Cobos, responsable de Emotiva, empresa de organización de eventos que inició su andadura en Málaga hace más de diez años, constata que cada vez se celebran más bodas. Han organizado en torno a 40 en 2013 y para 2014 «ya tenemos apalabradas unas 30 y cerradas 10», cifras mucho mejores que las que manejaban hace un año. «Empezamos a notar la crisis entre 2008 y 2009», señala Cobos. A partir de ese momento «las parejas empezaron a reducir el presupuesto inicial, incluso se anularon algunas por la pérdida del trabajo o el temor a lo que pudiera venir. Ahora parece que la gente piensa, ´si ya no me han echado, me caso´».

Eso sí, las bodas se organizan con presupuestos más ajustados y menos invitados. Una media de 120, «aunque ha habido bodas de 300, pero han sido las menos», y un gasto medio por comensal que no superaba los 100 ó 120 euros, cantidad que incluye el porcentaje del fotógrafo, la animación y el cubierto. Sólo en la comida (con barra libre), el presupuesto suele rondar los 70 euros por persona, eso sí, sin servicios extras «que pueden suponer en torno al 40% del presupuesto». «Hablamos de un gasto medio por invitado de un 30% menos que hace cinco años», destaca la responsable de Emotiva, quien apunta que la bodas que ya preparan para el próximo año llevan más invitados, «pero son menos protocolarias; más en plan fiesta con amigos y la familia más próxima».

Otro síntoma de que la ilusión por casarse está por encima de la crisis es que las bodas se organizan con más antelación. «En 2012 y 2013 ha habido muchas bodas precipitadas que se organizaban con cuatro o seis meses de antelación; ahora volvemos a jugar con más margen», afirma Vanesa. Ya tienen diez «apalabradas» para 2015.

Silvia Melero, propietaria de La Gioconda, tienda de vestidos de novia de la capital, corrobora que lo peor ha pasado. «Este año las ventas han aumentado, pero es que para 2014 tenemos ya un 20% más de novias». Abrió su negocio hace seis años, «cuando empezaban a notarse los primeros efectos de la crisis», pero, lejos de amilanarse, ha conseguido sortearla adaptándose a ella y a los bolsillos de sus clientas. De hecho, empezó sola y hoy cuenta con un equipo de nueve personas y una tienda que ha triplicado su superficie.

Y aunque más del 60% de las bodas son por lo civil, son muchas las parejas que están esperando a que las iglesias abran a principio de año sus agendas para pedir fecha y luego buscar lugar para la celebración. Ahora se lleva celebrarla en espacios al aire libre. Vanesa y Silvia coinciden en que al calor de la Navidad son muchas las parejas que se olvidan de la crisis y se deciden a dar el paso.