­El Ayuntamiento examinará y atenderá «con la máxima cercanía» la reclamación presentada por el padre del niño que falleció atropellado en la Cabalgata de Reyes Magos de la capital en 2013, en la que reclama al Consistorio una indemnización de 312.100 euros por la muerte del pequeño de seis años durante la celebración del cortejo y también por el fallecimiento de la madre meses después.

Así lo lo aseguró ayer jueves el concejal de Movilidad y Accesibilidad, Raúl López, quien añadió que le parece «comprensible» la petición de la familia.

«Me parece algo comprensible y el Ayuntamiento, como en el resto de reclamaciones, más cuando hay una situación triste, la atenderá con la mayor cercanía», dijo López.

Preguntado sobre las posibles contradicciones entre la versión del padre recogida en la reclamación y la aportada en su día por el Ayuntamiento, López no quiso entrar en valoraciones e insistió en que «vamos a ver cuál es el contenido de la misma para poder verter un pronunciamiento».

El accidente tuvo lugar el día 5 de enero del pasado año, sobre las 17.30 horas, cuando el menor fue arrollado por una carroza. A raíz de esto, se inició una causa penal, que fue archivada en dos ocasiones por el juzgado y una por la Audiencia, al estimar que no había elementos para considerar que hubo delito, apuntando a la vía civil. En abril, la madre falleció por una cardiopatía.

Tras el archivo de la causa penal, el padre del pequeño ha presentado una reclamación patrimonial ante el Ayuntamiento al considerar, en el caso del niño, que «hubo una responsabilidad» en lo sucedido por parte de la administración local y, en el caso de la mujer, al entender que hay «una relación causa-efecto entre la muerte del niño y el posterior fallecimiento de la madre», según el escrito presentado por la representación legal del padre.

En el documento se asegura que el niño no se agachó a coger caramelos, sino que fue la carroza la que le golpeó y le hizo caer al suelo. Asímismo, se indica que el todoterreno que tiraba de la carroza reanudó la marcha «sin una comprobación previa» por parte del responsable de la vigilancia y sin que los voluntarios encargados de la seguridad del lado izquierdo se hubieran colocado en los lugares asignados.