Desde principios de este año, el uso de cigarrillos electrónicos no está permitido en centros sanitarios, sociales y educativos dependientes de la Junta de Andalucía, como tampoco en ningún centro donde se desarrollen actividades con menores. Así lo anunció ayer la consejera de Igualdad, Salud y Políticas Sociales, María José Sánchez Rubio, quien informó de que la Junta de Andalucía está realizando un estudio para determinar la seguridad para la salud del contenido de los dispositivos electrónicos vaporizadoras.

El control sobre el uso de este producto, dijo, se produce a la espera de una regulación de ámbito estatal. Mientras tanto, no se permitirá su uso en ningún centro dependiente de su consejería, si bien se han enviado «recomendaciones» al resto de centros sanitarios y sociales que no son de titularidad de la Junta para que incorporen esta instrucción en sus instalaciones.

Respecto al estudio que se va a realizar para determinar la seguridad para la salud del contenido de estos dispositivos electrónicos, la consejera informó de que la próxima semana comenzará la toma de muestras, a través de un sondeo aleatorio, en los centros en los que se vende (estancos, tiendas, centros comerciales), para comprobar si existen sustancias no declaradas y su impacto sobre la salud de las personas.

Las mujeres fuman más

Según los datos de la última Encuesta Andaluza de Salud disponible, 2011-2012, el 30,9% de la población mayor de 16 años fuma a diario, es decir, una de cada tres personas. De forma global, el consumo de tabaco se ha estabilizado, aunque ha aumentado entre las mujeres.

Según la consejera, cada año fallecen en Andalucía unas 10.000 personas de forma directa y 600 como consecuencia de la exposición al humo ambiental de tabaco. Eso sí, admitió, ha aumentado de forma significativa el porcentaje de personas que han intentado dejar de fumar, en torno al 47% de los fumadores, mientras que uno de cada tres ha recibido consejo médico para dejar el tabaco.