Con motivo de la visita que Carlos IV haría a Sevilla en febrero de 1796, el Ayuntamiento de Málaga, en su sesión de 18 de enero, acordó nombrar una comisión de la Ciudad para que «pase a cumplimentar y rendirle los debidos homenajes a S. M...». Para obtener el permiso real se acude a Manuel Godoy, quien con fecha 5 de febrero contestó a Málaga que le había sido concedida dicha petición. En vista de lo cual, el 15 de febrero, se votó en Cabildo, quiénes deberían ir a rendir homenaje al monarca en representación de la Ciudad, recayendo el honor en los regidores: José Ortega y Rengel, Gaspar de Viana Cárdenas, Francisco Ortega y Olmedo y Juan Agustín Swerts y Ayala.

En la reunión de Cabildo del 10 de marzo, y para conocimiento de la Corporación, se leyó un informe de estos regidores. En él explicaron que llegaron a Sevilla el día 27 de febrero a las dos de la tarde. A las seis le concedió audiencia el Príncipe de la Paz, quien le dio una cita con S. M. para el día siguiente. Después de cumplimentar al monarca, volvieron a ser recibidos por Manuel Godoy y les propusieron si se dignaría admitir un oficio de Regidor Perpetuo de Málaga. Éste aceptó el homenaje. Por Real Decreto de abril de 1796, el rey consentía en la creación del oficio de Regidor Perpetuo que fue solicitado por el Cabildo para honrar a Godoy.

El 9 de mayo de1796 el Cabildo acuerda otorgar el título de Regidor Perpetuo de la Ciudad a Manuel Godoy, en agradecimiento por los favores prestados con motivo de la visita que realizó a Sevilla el rey Carlos IV el 5 de febrero de 1796, un gesto que el Cabildo quiso reconocer y distinguir.

Así, en la citada sesión de 9 de mayo, se declaró como su primer regidor al Príncipe de la Paz, en cuyo concepto «…le da y señala el primero y principal asiento desta Ciudad en su Ayuntamiento, acto y funciones, reparto y orden de balcones y todo lo anexo al goce y posesión de la acordada distinción…». Y como el Sr. Marqués de Villena, como alférez mayor del Cabildo, tenía por privilegio de S. M. el principal asiento en el lado derecho, la Ciudad señaló a Manuel Godoy y a su oficio de Regidor « … el primer lugar del lado izquierdo...».

Años treinta

La toma de posesión de este Regimiento se celebró el día 30 de septiembre de 1796, con grandes festejos, recibiéndolo en nombre de Manuel Godoy, Melchor Jacot Ortiz Rojano, conde de Pozos Dulces. Éste, manifestó que el poder que tenía del Príncipe de la Paz, por expresa voluntad de éste, lo transfería al regidor José de Ortega y Rengel, quién en aquel acto mostró, con su agradecimiento, la carta de S. E. que fue leída, y en la que el Príncipe de la Paz «suplicaba a la Ciudad tuviese la bondad de instruirse de su contenido y aprobar la sustitución que se le ha hecho». Aceptado por la Ciudad, quedaba, como su teniente del Príncipe de la Paz, con todas las preeminencias del cargo, José de Ortega y Rengel.

También acordó la Ciudad en este acto «se sacasen del Archivo seis medallas de las que se acuñaron en la erección del Real Monte Pío de Cosecheros de esta Ciudad»: una de oro, dos de plata, dos de bronce y una de cobre; «y que la de oro, plata metal y cobre se la presenten a dicho Excmo. Sr. en una caja de la mayor decencia, como un pequeño obsequio y prueba de su gratitud, y las restantes se le entreguen a dicho Sr. Conde de Pozos-Dulces, colocadas igualmente en otra caja…».

El original es un volumen de tamaño folio encuadernado en piel roja con estampaciones en oro, integrado por doce hojas en pergamino, con orlas embelleciendo todas sus páginas. La primera tiene el escudo real de Carlos IV impreso como papel sellado, ilustrado en color con miniaturas, y otras dos láminas miniadas con el escudo de Málaga, destacando su campo en rojo y, por último, el del Príncipe de la Paz. Al final, otra hoja con la certificación del secretario del Ayuntamiento, dando fe de la aprobación de la ciudad a la real carta de S. M.

Años treinta

En los elementos arquitectónicos empleados en las miniaturas, es notable la influencia neoclásica. Desde el punto de vista heráldico, la forma ovalada de los escudos, sus colores, así como los elementos externos que enriquecen las armas de Godoy, son claramente de influencia italiana. Desconocemos al autor del volumen, pero éste utilizó una amplia diversidad de colores: rojo, azul, negro y oro; variedad de letras: capitales y cursivas; adornos; perfiles y remates; todo este conjunto hacen del documento una obra de arte.

En 1996 se editó un facsímil en el Área de Cultura, a través del Archivo Municipal -con una introducción de Rafael Bejarano-, al cumplirse el segundo centenario desde su concesión; en él se puede completar la belleza gráfica de su composición; así como la importancia de sus textos como fuente histórica para nuestra crónica local.

*María Pepa Lara García es exdirectora del Archivo Municipal