Solans, portavoz de la subcomisión de extranjería del Consejo General de la Abogacía asegura que su cierre es posible en todo el territorio español llegó directo desde Valencia para asistir el jueves pasado a unas jornadas en el Colegio de Abogados de Málaga. Nos atiende mientras toma un café previo a su intervención.

¿La sanidad para los inmigrantes es cada vez es un derecho más restringido?

Confío y espero que no se lleve más allá porque la intención o el camino que se está siguiendo es el de la peor escuela. Nos está llegando desde Europa el populismo de extrema derecha a través de la diferenciación a la hora de hablar de derechos entre personas de la nación y extranjeros. Es un discurso que cala mucho en estos momentos y de ahí viene.

¿En qué posición está España con respecto a otros países europeos?

A nivel de derecho comparado en la UE estaríamos en la media. No como Grecia o países bálticos, con legislaciones realmente tremendas, pero tampoco somos países escandinavos con una política de Derechos Humanos mucho mayor. Hay que diferenciar lo que es el Derecho de la aplicación del Derecho. En el Derecho en sí, estamos en esa media pero la aplicación es absolutamente lamentable. La ley de asilo tiene unas cifras de concesión ridículas, de un 2% o 3% del total de solicitudes. Algo vergonzoso.

La mujer inmigrante en situación ilegal todavía no las tiene todas consigo, ¿qué se puede hacer?

La diferencia entre el Derecho y la obligación es un buen ejemplo en este caso también. El Derecho ha ofrecido un gran avance, con directrices europeas, pero la aplicación en cada caso deja mucho que desear.

¿Cuántos dramas tipo Lampedusa debe haber para que esto no suceda más?

Si con todo lo sucedido y vivido la política europea sigue igual... me gustaría poder dar respuesta pero no puedo, aún queriendo ser optimista. Lo único que ha despertado este drama es el debate, pero soluciones no he visto ninguna. Algunos han aprovechado para reivindicar más cierres de fronteras y defender la supuesta amenaza de la inmigración y otros más razonables se preguntan ahora qué estamos haciendo y hablan de flexibilizar la entrada. Es cierto que la UE se mueve en este terreno muy lentamente. Me gustaría que estuviera en su agenda.

¿Y con las cuchillas de la valla de Melilla?

Nuestros gobernantes se olvidan de los Derechos Humanos y de que los inmigrantes son personas. El objetivo es impedir su entrada y se justifica cualquier medio. Esto es injustificable. No hace falta que lo diga nadie, es una evidencia palpable y cualquiera con sentido común tiene que escandalizarse.

¿Qué opinión le merece la Ley de Extranjería?

Para empezar, la Ley de Derechos y Libertades de los Extranjeros es un eufemismo. Debería ser una ley de inmigración con derechos y garantías a un colectivo desprotegido. En lugar de verse como vulnerables se les ve como personas especialmente peligrosas. La miopía y falta de perspectiva con este tipo de legislaciones es absoluta; en lugar de la integración nos lleva a la perpetuación de la estructura y a la criminalización del extranjero tal y como viene consagrado por una ley orgánica.

¿Tienen sentido los Centros de Internamiento?

No, no lo tienen. De nuevo caemos en un ejemplo más de la hipocresía de la Ley de Extranjería. Era una medida cautelar para asegurar las expulsiones y son centros de concentración donde el maltrato está a la orden del día y donde se está por temas administrativos. Diga lo que diga la Constitución, estos centros vulneran los Derechos Humanos. Aun así, sería una idea alcanzable el cierre de estos centros en toda España si tuviéramos una mayor conciencia de los derechos humanos.