Los coches trepidan junto a la verja de entrada. A pocos metros, crecen las naves industriales como si fueran un poblado de cabañas de chapa. Se advierte la cháchara de las vías el tren. Si un turista cruzara por la zona poco podría presentir que justamente allí, en un perímetro encalado, se escenificó durante décadas la que es tanto por número de víctimas como por la trascendencia de los trabajos una de las páginas más duras y fanáticas del Franquismo y de la Guerra Civil. Con el mausoleo, el antiguo cementerio de San Rafael inaugura una nueva etapa. Y se asoma, al mismo tiempo, a su pasado y su futuro, que los familiares quieren centrar en la historia y la reconciliación.

El camposanto, con unas dimensiones de alrededor de 70.000 metros cuadrados, dispondrá de un acceso diferenciado para acceder a la pasarela que conduce al panteón. La Asociación contra el Silencio y el Olvido, por la Memoria Histórica quiere que el futuro parque que proyecta el Ayuntamiento, que ha quedado postergado por la crisis, acote y delimite la zona en la que fueron excavadas las fosas. Y, además, sueña con la que constituye, junto al cotejo del ADN, la última fase del proyecto de recuperación iniciado en 2006: la conversión del recinto en un espacio consagrado a la memoria similar a los existentes en Alemania o Polonia. El Consistorio, a través del alcalde, Francisco de la Torre, está a favor de la propuesta, que, no obstante, supedita a la concesión de fondos europeos. El cementerio de San Rafael es junto al Peñón del Cuervo, lugar incluido en la peregrinación de la Carretera de Almería, el único punto de la provincia incluido en el catálogo de la memoria de la Junta.

El Ayuntamiento, a petición de los familiares, respetará el muro de acceso al camposanto, que, en un principio, iba a ser derribado. En esa pared se produjeron las primeras decenas de fusilamientos. Cerca del lugar en el que ahora se yergue la pirámide de 6 metros de altura y el panteón subterráneo en el que reposan los cuerpos de las víctimas. Por fin en cajas individuales. Fuera de la ola anónima del silencio y el horror.