La iniciativa Málaga por el Congo necesita ayuda económica y urgente para financiar el transporte de los más de 6.000 kilos de alimentos no perecederos, medicinas, material escolar o colchones, entre otros enseres, que han donado numerosos particulares y empresarios malagueños para echar una mano en un país en el que la pobreza se hace visible en casi todos sus rincones. Finalmente, la negativa a colaborar por parte de una de las empresas más importante de transporte marítimo ha obligado al ingeniero malagueño José Antonio Segura a pedir, ahora sí, ayuda para reunir los 3.300 euros necesarios para que toda esta mercancía llegue, lo antes posible, a su destino.

Con esta idea, se ha abierto una cuenta bancaria, «con saldo máximo bloqueado», en la que ya se pueden hacer donativos, por pequeños que sean, que permitan culminar una aventura solidaria que comenzó hace poco más de cinco meses, porque, sí o sí, la ayuda recogida, entre la que hay un gran cantidad de comida y medicamentos, tiene que partir la próxima semana, «aunque tenga que pedir dinero prestado o ponerlo de mi bolsill0».

Y es que, explica José Antonio, la demora en la gestión del transporte (la empresa en cuestión ha estado casi cuatro meses deshojando la margarita) ha hecho que una parte de los alimentos recogidos estén próximos a caducar, caso de los más de 400 kilos de café que en su día donó Café Santa Cristina y que cumplen en febrero, lo que podría provocar problemas en la aduana del puerto de Pointe-Noire. Otros alimentos, directamente, no llegarán nunca al Congo, y ya han sido entregados a la asociación Ángeles Malagueños de la Noche.

«No podemos esperar más. La ayuda tiene que salir ya», comenta Segura. La mercancía está prácticamente lista para ser cargada en un contenedor de 40 pies (unos 12 metros de largo) y la documentación preparada. El listado definitivo de la ayuda viajará testada por Cáritas Málaga como una donación para su filial del Congo, donde el arzobispo de Pointe Noire, el español Miguel Ángel Olaverri, se encargará de distribuirla entre las familias que lo necesiten.

«Hemos contactado con una empresa valenciana que se encargará de gestionar toda la documentación y del transporte del contenedor», proceso que, como poco, se prolongarán durante dos semanas, por lo que urge que la ayuda parta cuanto antes de España.

La iniciativa Málaga por el Congo surgió, allá por el mes de julio, gracias a la ayuda desinteresada que la dependienta de un pequeño comercio de El Palo le ofreció a José Antonio, quien aprovechaba sus visitas a la familia para llevar material escolar y juguetes a los pequeños congoleños con los que ha convivido en los dos últimos años.

Desde entonces, las muestras de solidaridad de particulares y empresas se han sucedido, hasta el punto de que, finalmente, la ayuda permitirá llenar un contenedor más grande de lo previsto inicialmente.

En este tiempo, reconoce, muchos le han ofrecido ayuda económica, una ayuda que siempre rechazó «porque lo que necesitábamos no era dinero, sino medicinas, alimentos, mesas y sillas para los niños y sillas de rueda para afectados por la polio», pero que ahora se tercia imprescindible para que esta iniciativa pueda llegar a buen puerto. «Estábamos esperando porque parecía que no iba a ver problemas con el transporte», explica Segura, quien ahora sí está dispuesto a aceptar cualquier donativo económico.