Fue el sueño de un inglés. El cónsul británico Cecil Harrison levantó en pleno campo un cortijo de aires regionalistas, con remates de cerámica de la vecina fábrica de la Colonia de Santa Inés, por eso recibió el nombre del Cortijo de Los Remates aunque también se conocía en los alrededores como la finca del cónsul. Fallecido este en 1950, la finca pasó al joyero Aurelio Ramos. En la actualidad es de propiedad privada, aunque el Ayuntamiento llegó a proyectar la construcción de un geriátrico o un centro social.

En nuestros días la finca, circunscrita a varios pabellones y un terrenito alrededor, tiene muy reciente el incendio de una araucaria y una veintena de cipreses. Fue en el otoño de 2012 y simbólicamente, el fuego fue el remate del cortijo de los ídem.

Situado en el extremo occidental de Teatinos, en la calle Juan de Robles, es hoy un cascajo que preocupa mucho a los vecinos. Además de punto tradicional de consumo de drogas -en una zona con varias urbanizaciones y un parque infantil muy próximo- existe el riesgo de derrumbe. Riesgo que cualquier inconsciente puede experimentar porque la finca, aunque rodeada de una valla metálica, está rota en uno de los extremos y casi deja espacio para que pueda pasar un tanque.

De forma totalmente inconsciente, el autor de estas líneas volvió a entrar esta semana en esta finca abandonada que es uno de los puntos negros del barrio más obvios. El esplendor del interior se exilió hace muchos años y hoy, Los Remates es lo más parecido a un videojuego ambientado en la Guerra de Chechenia, con un mar de cascotes, cristales y cacas acompañando al visitante a lo largo del paseo.

En el interior de los pabellones las tablas del techo cuelgan como espadas de Damocles haciendo juego en su decrepitud con unas paredes atiborradas de pintadas. Lo único que permanecen todavía en una precaria integridad son los huecos de las chimeneas, eco apagado de un pasado espléndido.

Hay sin embargo huellas de uso reciente, como la misteriosa presencia de un sillón y agua en una esquina, y detrás, el único cuartito intacto del complejo, con un candado en la puerta. Sin duda el cuarto misterioso. A saber lo que habrá dentro.

Que todo este mundo perviva en un entorno urbanizado con raciocinio, en el que se ha buscado que imperen los espacios verdes y los equipamientos, es muy llamativo.

En septiembre de 2013 la concejala Gemma del Corral explicó a este diario que el problema de Los Remates estaba en manos de Urbanismo. Un año antes el Ayuntamiento trataba de localizar a los propietarios, suponemos que para pedirles que volvieran a vallar la finca y a mantenerla con decoro. Por lo que se ve, siguen ilocalizables. Hora es de que nuestro Consistorio se planteara vallar de una vez este caserón y solicitar la factura después, cuando los dueños aparezcan.