Los síntomas que caracteriza a cualquier persona adicta a las nuevas tecnologías es similar al de otro tipo de adicción. Tienden a aislarse para sumergirse en su mundo y llegan a dejar de lado sus obligaciones como pueden ser estudios, trabajo e incluso descuidan relaciones personales.

El perfil es variado y afecta desde menores hasta personas que están en edad de jubilación. Depende de la cuestión en sí misma por la que radica el problema se mueven en unos parámetros de edad u otros.

Los menores y adolescentes que caen en la jugosa tentación de pasar horas y horas delante de sus dispositivos navegando por la red suelen tener problemas de sociabilidad y poca autoestima, según comenta el terapeuta y director del Centro Provincial de Drogodependencia y otras adicciones, Juan Jesús Ruiz. Jóvenes que presentan malos resultados en sus estudios y tienen relaciones difíciles con sus familiares más directos. «Esto en principio no requiere de un abordaje médico, aquí el control parental, saber qué hacen los hijos y estar vinculados con ellos es vital. Es de sentido común», puntualiza el director. Aun así, asegura que la sociedad no está del todo concienciada de los problemas que puede acarrear este tipo de conductas. «Desde que se inició el botellón hasta que han venido los primeros jóvenes por este motivo ha pasado un tiempo», resalta.

Otro grupo que puede caer en esta adicción es aquel que acude a este tipo de centros por otras cuestiones. Adictos al juego, al sexo o al gimnasio que visitan el centro para tratar este problema pero que una vez que comienzan a profundizar, los terapeutas descubren que existe un trasfondo, una cuestión que a priori no es la fundamental a tratar pero que debe ser abordada para que no vaya a más. Suelen tener más de treinta años y existe un abanico muy variado con respecto a formación y cuestiones laborales.

La decisión de recurrir a especialistas ante la incapacidad de salir de ese bucle lo toman ellos mismos o sus familiares. Los síntomas a la hora de dejar estos hábitos son los mismos que con cualquier adicción. «Cuando dejas de hacerlo te encuentras mal. Como en el caso de la heroína, con el conocido mono, presentan irritabilidad, mal estar, ansiedad...Un sin vivir como ellos mismos dicen», detalla Juan Jesús Ruiz.