­Las familias y los escolares se han dado de bruces, de repente, con una nueva herramienta llena de posibilidades y que, por nueva y desconocida, genera desconfianza en los padres. Ellos no son nativos tecnológicos, como lo son sus hijos, que en algunos casos han nacido prácticamente con un smartphone bajo el brazo. El Plan de Convivencia y Mejora de la Seguridad Escolar incide este curso, y por la demanda de los progenitores, en el correcto uso de las nuevas tecnologías, para evitar nuevas formas de violencia surgidas por la era de internet, como el ciberacoso.

Sin embargo, los expertos recomiendan no encender las luces de alarma. Juan Antonio Gallego, del departamento de Comunicación de la Delegación Territorial de Educación de la Junta de Andalucía en Málaga, reconoce que aun siendo un fenómeno complejo, los casos de conflicto que se registran no dejan de ser «una anécdota» si se compara con el número de usuarios reales que existen en todo el mundo. «En realidad son insignificantes», insiste Gallego, que por eso recomienda precaución «y evitar demonizar una herramienta que es muy eficaz», agrega.

El 80% de los adolescentes tiene móvil. La mayoría, además, dispone de móviles inteligentes con conexión a internet. «Es un medio de integración social para los adolescentes y es incluso contraproducente evitar que los usen. Si un padre prohíbe a su hijo tener teléfono, lo más probable es que termine usando el de un amigo», advierte Juan Antonio Gallego, que pese a todo, reconoce que aunque existan riesgos, pueden minimizarse con formación y educación, tanto de las familias como de sus hijos.

«La solución es educativa», insiste. Y establece un paralelismo entre la incertidumbre actual que se crea en torno a las TIC con la que pudo derivarse hace un siglo, cuando los ciudadanos tuvieron que aprender a convivir con los automóviles. «En aquellos años seguro que no fue fácil y que también tuvieron que acostumbrarse a su presencia en las calles», explica.

Gallego defiende las redes sociales por sus «infinitas virtudes». La clave entonces está, precisamente, en educar en el uso responsable y consciente, controlar el mal uso, «porque controlar el uso en sí es imposible», asegura.

Pese a todo, los recelos de muchos padres son lógicos, teniendo en cuenta que, según los datos recabados por la Delegación del Gobierno en Andalucía para la Violencia de Género, «el 40% de los adolescentes acepta que tiene contacto con desconocidos a través de la red», según explicó la delegada, Carmen Crespo, durante una reunión de coordinación de la Comisión Regional del Plan para la Convivencia y Mejora de la Seguridad Escolar.

La delegada destaca la importancia de su aplicación, sobre todo teniendo en cuenta la incidencia de la región «especialmente del ciberacoso».

Los datos correspondientes a las solicitudes remitidas por los centros ponen en evidencia el interés de la comunidad educativa por la mejora de la seguridad escolar. En las distintas actuaciones realizadas en el plan colaboran de forma activa las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado, las Policías Locales y unas Unidades de Violencia de Género.

Lo que más demandan los padres es que se den en los colegios charlas relacionadas con las redes sociales, un 34,8% de las solicitudes recibidas. Según Crespo, esto denota «la inquietud por los graves problemas que se derivan del mal uso de las nuevas tecnologías, cuyos riesgos están en constante evolución, derivando en nuevas tipologías delictivas», concluyó.