­«No olvides, vida mía, que el amor Sagasta». Ni siquiera el poema jocoso que le dedicara Ramón Irigoyen en su libro Cielos e inviernos puede competir como broma pasada de rosca con el estado en el que se encuentra el número 9 de la calle Nuño Gómez. Allí, en 1828, nació el que es junto a Picasso el malagueño más influyente de la historia contemporánea, aunque cueste creer en eso frente a un armazón consumido por la herrumbre. Diez años después de que se presentara el último proyecto, la casa de Cánovas de Castillo, adquirida por el Ayuntamiento en 2001, sigue apuntalada y en estado indecoroso, de ruina. Y lo que es peor, sin expectativas a corto plazo para redimirse.

Según informa Eduardo Zorrilla, portavoz municipal de IU, la rehabilitación del inmueble, que llegó incluso a contar con una subvención de la Unión Europea, todavía no ha arrancado y el deterioro sigue su curso. Y eso, señala, a pesar de la prisa que se dio el Consistorio, que expropió a sus antiguos inquilinos por la vía de urgencia hace la friolera de nueve años. El propósito era convertir el bloque en un centro de estudios centrado en su figura y en la Restauración. Sin embargo, la crisis ha aparcado el inicio de las obras. El propio Ayuntamiento reconoció el pasado año que, pese al dinero comunitario, no dispone de fondos para la recuperación y mantenimiento. Zorrilla se pregunta si hay algún tipo de plan, aunque sea solamente para frenar la destrucción, que ya obligó a demoler el edificio anejo que formaba parte del conjunto.

«Los vecinos nos cuentan que se está utilizando el solar incluso de escombrera. Además, las grietas cada vez son más pronunciadas», indica. El representante de IU teme que el deterioro avance hasta el punto de hacer al inmueble irrecuperable. La casa del gran estadista malagueño, enriquecida por pinturas murales, es hoy una carcasa anónima y cubierta de suciedad. Y eso a pesar de los intentos de los últimos diez años para tratar de devolverle su esplendor dieciochesco. Desde que se culminó la expropiación la finca ha estado vacía y el proyecto de rehabilitación diseñado por César Olano y Francisco Peñalosa sigue arrumbado en las carpetas municipales. El Consistorio adujo en su día que la cantidad aportada por Europa, inscrita en una dotación para iniciativas singulares que incluía también el proyecto del Soho, resulta insuficiente para poner en marcha los trabajos. De acuerdo con los datos municipales, la casa natal de Cánovas del Castillo abarcaría alrededor de mil metros cuadrados. Del conjunto comprado por el Ayuntamiento, es el número 9 el que más preocupa. Especialmente, por las obras que se realizan en estos momentos en una planta cercana. «Las grietas podrían no permitir la recuperación del edificio», puntualiza Zorrilla.

Es precisamente en ese inmueble donde nació el político malagueño, cuyo rastro se pierde hoy en una sucesión inhóspita de ventanales arañados y pinturas. El número 11 de la calle Nuño Gómez, que también fue adquirido en el lote con el objetivo de realzar el conjunto, tuvo que ser derribado en 2004 por amenaza de ruina. La única mejora que ha culminado hasta el momento es la renovación del pavimento. El actual proyecto de conversión del edificio en un centro de información y análisis, que incluye también una biblioteca, fue anunciado en enero de 2003. Sin embargo, y tras sucesivos amagos, la maquinaria continúa parada. Málaga ha dejado pasar otra década para reconciliarse con uno de sus hijos más ilustres.