Los habituales malos olores de la desembocadura del Guadalmedina podrían tener los días contados. Urbanismo adjudicará en pocos días a OHL la ejecución de las obras que prometen terminar con el tufo que desprenden las aguas estancadas en el cauce. El presupuesto de esta actuación rondará los 476.000 euros y estará terminada antes de que comience el verano, con dos meses de obra previstos en el contrato.

El proyecto se centra en corregir el tramo del Guadalmedina entre la pasarela de Salitre (a la altura del CAC Málaga) y el puente del Carmen, que es donde desembocan unos aliviaderos de pluviales de Emasa y comienza la lámina de agua permanente de la desembocadura del río.

La actuación contempla succionar el agua con lodo que se encuentra estancada en la desembocadura del cauce, para ser tratada en una planta especializada. Ese espacio se rellenará de escollera con grava y se instalará una capa de hormigón de 10 centímetros de espesor para impermeabilizar el lecho y que facilite futuras limpiezas. De esta forma circulará mejor el agua y se evitará el estancamiento, lo que produce el mal olor.

Tratamiento de lodos OHL actuará sobre una superficie de 13.000 metros cuadrados de la desembocadura, donde se ha detectado una capa de unos 20 centímetros de profundidad de lodos, lo que supone unos 2.700 metros cúbicos de material que habrá que extraer para su tratamiento. Para ello se hará un dragado con una bomba succionadora.

Este material que se retire de la desembocadura se transportará a una planta especializada que se instalará en la margen derecha del cauce, en terrenos del puerto de Málaga. Esta intervención permitirá reducir el volumen del lodo extraído. El mantenimiento de la lámina de agua a lo largo del proceso de extracción minimizará la emisión de olores.

Los materiales resultantes de este proceso, en el que se deshidratará el lodo y separará, será trasladado al vertedero, en el caso del lodo, y para la regeneración de playas en el caso de la arena que se obtenga.

Con esta adjudicación, se impulsa un proyecto que lleva casi un año pendiente de ejecución después de que se declarase desierto el primer proceso de adjudicación. En esta ocasión se ha negociado directamente con las empresas.