La crisis ha cerrado el grifo inversor del Ayuntamiento de Málaga, que en el pasado ejercicio sólo dispuso de 30 millones de euros para proyectos de la ciudad, apenas un 10% de lo presupuestado en 2008. Sin embargo, ha encontrado en la Unión Europea (UE) un aliado para suavizar la brutal caída de los presupuestos municipales. Málaga participa de diez programas europeos distintos que aportan, desde 2009, inversiones cercanas a los 50 millones de euros.

La renovación urbana de calles del Centro Histórico, la regeneración de barrios degradados, la apuesta por la sostenibilidad y la innovación son algunas de las líneas de trabajo que se plantean en estos programas para el ámbito temporal 2009-2014 y que ha permitido acometer la mejora de casi medio centenar de calle.

De hecho, de los diez programas con financiación europea en los que participa, Málaga se ha visto especialmente beneficiada de dos, que a su vez implicaron profundas mejoras en la trama urbana del Centro. El Plan Turístico de Málaga, en el que también participa la Junta de Andalucía, y el Plan Urban III agrupan casi 35 millones de euros de inversión en este periodo. Sin embargo, lo más visible es el arreglo de calles. El entorno de la Catedral, del que falta la segunda fase, y la mejora de calles secundarias del Centro (Beatas, Dos Aceras, Montaño o Madre de Dios, entre otras) son algunas de las actuaciones financiadas por la UE y que tienen un impacto directo en la vida de la ciudad.

También, en cierto modo, han sustituido la acción municipal, lastrada por la falta de fondos para inversión, a causa del Plan de Ajuste que está aplicando para la reducción de su endeudamiento.

El papel del Observatorio del Medio Ambiente Urbano (OMAU) ha sido clave para el acceso de estas líneas de ayuda, en un trabajo que ha permitido desde 1995 la renovación urbana del Centro Histórico, la creación de la actual red de museos, situar a Málaga dentro de varios foros internacionales y dotarle de infraestructuras como parques, depuradora o mejoras en la movilidad.

Los programas a los que ha tenido acceso el Ayuntamiento de Málaga en el último quinquenio se centran, en su mayor parte, en dos líneas de trabajo: la mejora social y urbana de la ciudad y la apuesta por la sostenibilidad. Y así se aprecia en los objetivos planteados en distintas inversiones, como ocurre con la llamada «Manzana Verde», que es un proyecto piloto de un barrio sostenible que diseña el Ayuntamiento de Málaga en El Duende y que este año debe estar definido para su ejecución.

Además, la UE financia varias líneas de trabajo para la mejora de la eficiencia energética de las viviendas y del planeamiento urbanístico. La parte práctica de estos programas es que, además de la investigación, se incluye su aplicación práctica. Así, el programa Elih-Med, con 890.000 euros establece diversas actuaciones en una promoción del IMV con idea de mejorar la eficiencia energética, como instalando contadores inteligentes.

Este año, además, es clave para la conclusión de la mayor parte de estas inversiones, que se pusieron en marcha en 2009. Para finales de este año y principios de 2015 se dará por terminado este periodo de inversiones de la UE, mientras que se perfilan los proyectos sobre los que se pedirá financiación a la UE para el periodo 2014-2020.

Una parte importante del dinero recibido por la UE ha tenido su efecto directo en la ciudad, con planes de reforma de calles. El Centro Histórico ha sido tradicionalmente el gran receptor de estas inversiones, motivando gran parte de su rehabilitación.

Esta tendencia ha seguido en los últimos cinco años, aunque beneficiando sobre todo al entorno inmediato de la antigua ciudad amurallada. Madre de Dios, Dos Aceras, Montaño, Gigantes, Nuño Gómez son algunas de las calles que han renacido, al menos urbanísticamente, gracias al maná europeo. Junto a la mejora urbanística se incluyen otras vías de actuación para la mejora social y económica del entorno en el que sea actúa, como con ayudas a las pymes y a los emprendedores.