La Equitativa, el emblemático edificio del centro de Málaga, es como una novia exigente y creída: tiene muchos pretendientes pero todos renuncian a su conquista al conocer sus altas y sorprendentes ambiciones.

Así le ocurre a ese inmueble, el edificio que se abre a la Acera de la Marina, apetecido por muchos inversores por su situación estratégica en el centro de la ciudad y frente al puerto, ideal para darle un destino hotelero o turístico, pero del que se retiran inmediatamente al conocer las altas pretensiones económicas de sus actuales propietarios, una pretensiones, que según fuentes consultadas, sobrepasan los 50 millones de euros. Esa cantidad, unida a la que haría falta para remodelar el inmueble, muy deteriorado, ha echado para atrás hasta ahora a los compradores que se han acercado con ánimo de adquirirlo.

Aunque, como en el caso de la novia, hay algunos que se acercan solamente a husmear con curiosidad, ha habido otros que se han acercado con serias pretensiones e interés. Este es el caso de un grupo inversor alemán que entabló negociaciones con los propietarios del inmueble con la intención de adquirirlo para convertirlo en un hotel de lujo al que acompañaría el caramelo de un pequeño casino. El grupo había incluso contactado con un solvente arquitecto de la ciudad para que le diseñase el proyecto.

La operación, pese a la seriedad del grupo comprador, se rompió días después al conocer las altas pretensiones de los propietarios. La ruptura es definitiva, el grupo alemán ha desechado totalmente la operación y el edificio ha quedado de nuevo sin pretendientes, según las fuentes informantes.

Ahora mismo, según esas mismas fuentes, no hay nadie interesado en la adquisición de La Equitativa, que deberá seguir esperando.