­Una mujer que acaba de subir al autobús de línea grita la ausencia de su monedero y los 400 euros que dice haber sacado del banco antes de que el vehículo llegue a la siguiente parada. El chófer sugiere al resto del pasaje no abrir las puertas hasta que llegue la policía ante la posibilidad de que el carterista viaje a bordo. Sin embargo, las prisas de varios usuarios le obliga a dejar salir a un grupo en el que a buen seguro se oculta el caco. «Los conductores no pueden retener a los pasajeros, así que no le queda más que permitir que se marchen», explica un agente al que le constan varios casos similares en las últimas semanas que han llevado a la Policía Local y a la Policía Nacional de Málaga a ampliar su presencia en las paradas más concurridas de la Alameda Principal.

La guerra declarada a los hurtos por las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado sigue obligando a los rateros a mimetizarse con el paisaje de Málaga, ciudad en la que el año pasado el Grupo de Hurtos de la Policía Nacional sumó 269 detenidos por delito o faltas de hurto y donde la Policía Local de Málaga abrió hasta 444 diligencias por este mismo motivo. La presión policial de los últimos años sobre estos ladrones ha significado un sensible descenso en las incidencias, pero también se ha traducido en que los descuideros se vean obligados a crear nuevas tendencias como la de integrarse entre los turistas que visitan la ciudad en grupos guiados a los que imitan en recorridos y vestimentas. Ellos con gorros, pantalones cortos y camisas vistosas. Ellas, teñidas de rubio y con mapas de la ciudad abiertos de par en par. Todos con gafas de sol y el mismo objetivo de limpiar los bolsos y las mochilas. Sin embargo, ese acoso de los investigadores les lleva a cambiar constantemente de estrategia y objetivos, como los que ahora les está llevando a las paradas de los autobuses de línea más concurridos de la capital a la búsqueda de víctimas con un perfil más autóctono.

Según fuentes de la Policía Local de Málaga, los agentes de paisano de este cuerpo están poniendo especial atención en las paradas más transitadas por los malagueños, fundamentalmente en la zona de la Alameda Principal y en las horas punta, cuando en las marquesinas de la Empresa Malagueña de Transportes apenas cabe un alma y los carteristas se mueven como peces en el agua entre los viajeros. En esta misma línea también trabaja la Policía Nacional, cuyas fuentes aseguran que, como cualquier otra zona de aglomeraciones, los agentes de diferentes unidades operativas también ponen especial atención a estas zonas. Al fin y al cabo, lo que este tipo de delincuente necesita son aglomeraciones que en invierno encuentran en zonas comerciales y fechas puntuales como la Navidad, en primavera Semana Santa, y en verano en cualquier zona de ocio, preferentemente la playa y los paseos marítimos. De hecho, las estadísticas son demoledoras cuando señalan los meses más cálidos del calendario como los productivos para los rateros.

A pesar de todo los hurtos descienden respecto a ejercicios anteriores, de las 34.000 infracciones detectadas por las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado en la provincia de Málaga durante el año pasado, 19.594 se cometieron entre el segundo y tercer trimestre, es decir, entre abril y septiembre, meses que representaron casi un 60% del total, según los datos oficiales del Ministerio del Interior. Desmenuzando las estadísticas del año pasado, el trimestre más activo es con mucha diferencia el tercero (julio-septiembre), en plena temporada veraniega, cuyos meses suman 10.833 infracciones de hurtos (32% del total). Le sigue el trimestre primaveral (abril-junio), que acumuló 8.761 hurtos (25,7%).