Un grupo de profesores de Historia del Arte de la Universidad de Málaga hizo público ayer un manifiesto en el que rechaza el derribo del edificio de Eduardo Strachan en Hoyo de Esparteros, conocido como la pensión La Mundial, al tiempo que critican la construcción en la parcela del hotel de diez plantas proyectado por Rafael Moneo y la desaparición de la histórica calle Pasillo de Atocha.

Los firmantes son Francisco Rodríguez Marín, la académica Estrella Arcos von Haartman, Eva Ramos Frendo, Juan María Montijano García, María Teresa Méndez Baiges, Belén Ruiz Garrido y Francisco García Gómez, autor de la obra La vivienda malagueña del Siglo XIX. Arquitectura y Sociedad.

El manifiesto, titulado Hotel de Moneo versus patrimonio histórico, destaca que, en los últimos años, como consecuencia de la «lógica y necesaria transformación de la ciudad», están desapareciendo elementos de interés patrimonial, «sin que su destrucción fuese totalmente necesaria y acompañada de la necesaria reflexión». A este respecto, ponen de ejemplo la destrucción de la estación de ferrocarriles, «protegida a posteriori», para construir la «infraestructura comercial» de la estación María Zambrano y la demolición del silo para levantar el Palmeral de la Sorpresas. Los profesores denuncian que la construcción del hotel de Moneo se presenta «como un progreso para la ciudad, cayendo incluso en el falso argumento de enfrentar a los partidarios de la nueva arquitectura contra los conservacionistas, en un intento de descalificar la postura de estos».

Los firmantes consideran que el hotel se llevará a cabo «a costa de un considerable impacto en el perfil de la ciudad y de la destrucción de importantes elementos patrimoniales» como la «significativa trama histórica» del Pasillo de Atocha y el «destacado inmueble decimonónico» de la llamada Pensión La Mundial, de 1894, obra de Eduardo Strachan, autor de los inmuebles de calle Larios. Los profesores destacan, además de su «bien resuelta esquina curva», los «elementos arquitectónicos y ornamentales» de su interior.

Por otro lado, califican de muy grave la pérdida de protección arquitectónica de grado II del edificio que le otorgó el PEPRI Centro en 1989, «para poder derribarlo y unir su solar al pretendido hotel».

El manifiesto considera que con está modificación se evidencia que los valores patrimoniales «son un adorno de quita y pon, plegados siempre a los intereses económicos».

A juicio de los firmantes, la recuperación de los herrajes para integrarlos en un nuevo edificio es «un despropósito» y una «falsificación inadmisible» y resaltan que no se trata de elegir entre arquitectura actual o decimonónica «sino entre buena arquitectura -el Museo Romano de Mérida, obra de Moneo, o la Pensión La Mundial serían buenos ejemplos- y otra arquitectura, como la del hotel, cuya excesiva altura contribuirá a degradar nuestro ya maltratado Centro Histórico».

El manifiesto contrapone la convivencia de arquitectura histórica y contemporánea de otras grandes capitales con la situación de Málaga: «Parece que la única opción posible es derribar lo antiguo y dejar paso a lo novedoso, no siempre mejor que lo eliminado», algo que, advierten, lleva a la despersonalización «mediante una arquitectura estandarizada, no de mala calidad, pero que podemos encontrar en cualquier otro lugar».

El texto concluye preguntándose cómo harán las administraciones para exigir respeto por el patrimonio protegido a los propietarios privados tras esta operación, para los profesores de la UMA un «pernicioso camino» que «no solo nos privará de nuestro patrimonio más singular, sino de la integridad moral de nuestra sociedad».