Más allá del río que cruza la ciudad se encuentran dos barrios de gran solera; barrios hoy mutilados y llenos de solares. Solares en los que otrora existían viviendas en las que habitaban vecinos humildes, para los que la fe constituía una parte importante de sus vidas. Caldo de cultivo para la fundación de cofradías nacidas de la devoción popular, representando el Perchel y la Trinidad una fuente inagotable de aquellas para la Semana Santa de Málaga a lo largo de su historia.

Los conventos, donde nacen nuestras primeras cofradías hace cinco siglos, constituyen igualmente el ámbito en el que nacen las primeras percheleras y trinitarias. En el siglo XVII ya se ubicaban en el convento de Santo Domingo la del Dulce Nombre de Jesús Nazareno del Paso y María Santísima de la Esperanza, la de Nuestra Señora de la Soledad, y la de la Cruz a cuestas; además de sus hermandades filiales, como la del Santo Sudario o la de los Arcabuceros. Cofradías extramuros que, para realizar sus estaciones de penitencia, entraban en la ciudad por Puerta Nueva.

En el Convento de la Trinidad se fundó la Hermandad y Esclavitud del Santo Cristo de la Santísima Trinidad, cuya primera imagen titular fue la que hoy es el Santo Cristo de la Salud. Convento del que se cree procedía la que fue primera imagen de María Santísima de la Amargura; a mediados del siglo XIX se trasladaba de la ermita al convento para la celebración de su septenario. Por aquel entonces tenía la advocación de los Dolores, de la Hermandad del Santo Cristo de Zamarrilla. Años en torno a los cuales nació la Hermandad del Santísimo Cristo de la Buena Muerte y Ánimas en la iglesia de Santo Domingo; donde se trasladó Humildad y Paciencia, con origen franciscano, tras la desamortización en 1839.

Tuvieron origen dominico cofradías desaparecidas como la de Jesús de Cabrilla o la de Santa María Magdalena; esta última procesionaba junto con la imagen del llamado Cristo del Perdón, imagen que años más tarde tendría la advocación de Humillación y Perdón.

La cofradía de la Misericordia se fundó en 1864 en la actual iglesia del Carmen. Veinte años más tarde se crearía allí la de Nuestro Padre Jesús de la Buena Muerte y Nuestra Señora de los Dolores (hoy Gran Poder), como resultado de la fusión de dos hermandades preexistentes. El padre Llordén afirmaba, sin mucho fundamento, que aquel Cristo de la Buena Muerte era la misma imagen que fue primer titular de la archicofradía de la Expiración. Titular cristífero que se decidió incorporar en 1920 tras la reorganización en la iglesia de San Pedro por un grupo de fieles de la antigua cofradía de Nuestra Señora de los Dolores.

En el pasado siglo no cesó la creación de hermandades en la Trinidad y el Perchel. En Santo Domingo se fundó en 1925 el Prendimiento, sin embargo nunca procesionó desde allí; sí lo haría en la posguerra, y desde otro templo perchelero, el Carmen. En aquel mismo año se refundaría el Rescate, pese a que la imagen titular ya recibía culto en el templo dominico desde 1902. La de Sentencia nació en la Aurora María; la misma desde la que realizaba su salida la Soledad de San Pablo, ya que el trono era más ancho que el cancel de San Pablo. En aquellos años, incluso la Dolorosa del Puente que se veneraba en el entorno de la calle Marqués, por circunstancias, pasó al otro lado del río.

La pasión siempre se desbordaba cuando estas cofradías cruzaban el río y volvían a su barrio, normalmente por la mañana. Como ejemplo, la Esperanza; se decía en la prensa en 1924: «Hemos presenciado la entrada de la cofradía en el templo, entonces se han registrado los momentos más interesantes y emocionantes, saetas y vítores se confundían, el fervor y la alegría de los cofrades con la de los buenos vecinos de aquel populoso barrio se exteriorizaba en forma tal, que a la par que todos ellos hemos llorado de entusiasmo».

Tradicionalmente las cofradías cruzaban el río por el puente de Tetuán, previo paso por el irreconocible Pasillo de Santo Domingo; salvo Zamarrilla y la Soledad de San Pablo que algunos años lo hicieron por el de Armiñán. El de la Aurora, terminado en 1930, lo inauguró Zamarrilla aquel año cuando iba de regreso. Puente que cruzarían desde la posguerra el Cautivo y la Trinidad, última fundación en aquel barrio; pero no la última en llegar allí, que fue la hermandad de la Salud.

Barrios en los que ha habido mucha pobreza pero también mucha vida. Hoy no son ni la sombra de lo que fueron; manteniéndose en ellos, sin embargo, las cofradías que nacieron de la fe de sus vecinos.

@nosoloalameda