­Una niña de cuatro años con un violín en la mano. La niña tenía un sueño, el de convertirse en profesional de la música. Esa niña de cuatro años no paró hasta ir paso a paso para que su sueño se hiciera realidad. De padre músico y con tesón le fue más fácil intentar que se hiciera todo realidad. Esta tarde la ascendente carrera de Cecilia Blanes tendrá un gran empuje. La Fundación Musical de Málaga le otorgará una beca por tener el mejor expediente académico en el Conservatorio Superios de Música.

La malagueña, aunque nacida en Alicante, es ya a sus veintidós años una realidad en el mundo de la música de cámara. Durante muchos años ha sido un prodigio que se fue puliendo cual diamante con los mejores maestros que ha tenido a su alcance, y casi todos ellos han sido capaces de transmitirle su mayor sapiencia. Cecilia se ha comportado «como una esponja» para poder alcanzar con esfuerzo la cima de su especialidad.

La violinista malagueña obtuvo una nota media de 9,52, lo que se puede calificar de un verdadero prodigio musical, lo que le va a permitir seguir formándose los dos próximos años en una escuela extranjera con la beca que le aporta la Fundación Musical de Málaga para que perfeccione sus conocimientos. «No sólo me sirve la experiencia para perfeccionar la técnica con el instrumento, también espero que me sirva para abrirme las puertas del profesionalismo», dice Cecilia.

Hasta ahora dice que ha tenido suerte con los profesores que ha tenido en su formación. A los cuatro años ya recibía clases de Ela Rotniskaia y en la actualidad sigue su perfeccionamiento con Gueorgy Panioushkin -solista del Teatro Bolshoi de Moscú-. Remarca que la ayuda de sus profesores es clave ya que «no es todo talento» y es necesario «trabajar día a día para lograr tu objetivo».

Dice que no existe diferencia entre los profesores del Conservatorio de Málaga y los profesores privados, a los que ha tenido acceso ya que su padre también era músico, en el ámbito técnico. «Lo nuevo que aprendo de los profesores privados es el repertorio orquestal y la experiencia que tienen ellos en las mejores orquestas y teatros del mundo», mientras que lo que le han enseñado los profesores del Conservatorio ha sido «pura técnica».

Ya ha participado en un gran número de orquestas como la Orquesta Joven Nacional de España, la Orquesta Sinfónica Provincial de Málaga o la Orquesta Sinfónica de Barcelona, aunque apunta que el sueño que tiene todo joven músico es tocar en las orquestas de Nueva York o Viena. Pero también asegura que el trabajo en cualquier orquesta de España o de Europa «siempre que se trabaje bien es una gozada» ya que hay muy buen nivel.