­Frutos secos, leche, huevo, frutas, pescados, mariscos, medicamentos como los antibióticos y antiinflamatorios y las picaduras de insectos himenópteros, fundamentalmente abejas y avispas, son los principales causantes de la anafilaxia, que no es otra cosa que una reacción alérgica grave. Algunos casos -la minoría, pues no supera el 2%- pueden acabar en la muerte, por lo que los expertos apuestan por concienciar y, sobre todo, por diagnosticar.

Pero esta grave reacción está en aumento. De hecho, aunque se estima que puede afectar a una de cada 300 personas en algún momento de su vida, hay estudios que demuestran cómo su prevalencia ha aumentado un 50% en los últimos años. Así lo asegura la jefa de la Sección de Alergología del Hospital Universitari Vall d´Hebron de Barcelona, Victoria Cardona, con motivo de la semana mundial de la alergia que se celebra del 7 al 13 de abril bajo el lema «Anafilaxia: cuando la alergia es letal», aludiendo a un estudio realizado por el Hospital de Alcorcón (Madrid) que analizaba datos de 2001 a 2005, cuyos resultados podrían ser extrapolables.

Sin embargo, los expertos no saben a qué se debe este aumento, en vías de estudio, aunque apuntan a que puede ser por un cambio de respuesta inmunológica ante el tipo de vida occidental y por una mezcla de factores genéticos y ambientales.

Dada la gravedad de esta reacción, los alergólogos alertan de la importancia de reconocer sus síntomas para iniciar el tratamiento adecuado y evitar males mayores. Pero la dificultad en el diagnóstico estriba en que no hay un conjunto de signos definidos y lo único que se da en todos los pacientes es la rápida progresión en la gravedad o intensidad de los síntomas, tanto en niños como adultos.

El presidente del Comité Asesor Científico del Colegio de Médicos de Málaga (Commálaga) y alergólogo, José Luis de la Fuente, calcula que la anafilaxia afecta a entre tres y 30 individuos de cada 100.000 personas cada año y que, una vez presentada, de un 0,05 por ciento a un dos por ciento de casos podrían resultar mortales.

Afecta a todo el organismo Este tipo de reacción, a diferencia de los casos en que únicamente se implica un órgano u aparato -la piel en el caso de la urticaria, la nariz en el caso de la rinitis-, afecta a todo el organismo. Es por ello por lo que recibe el nombre de reacción sistémica, pudiendo dar lugar a síntomas variados en los distintos órganos o aparatos.

De la Fuente asegura que la mayor gravedad del cuadro se relaciona con la afectación del aparato respiratorio, con dificultad para respirar y asfixia; y del sistema cardiovascular, con caída de la tensión arterial y pérdida de conocimiento, el conocido como shock anafiláctico. «Se trata de una reacción difusa y diseminada que puede tener consecuencias gravísimas», señala el doctor, que apuesta por la educación sanitaria para evitar estos riesgos. Esta pasa por hallar la causa de la alergia y ayudar a evitarla. Aunque a priori pueda ser evidente, este tipo de reacción alérgica también se da en niños, con los que hay que tener especial cuidado.

De hecho, la principal manera de actuar frente a esta reacción es el uso de las inyecciones de adrenalina, unos dispositivos autoinyectables comercializados en España -y que deben ser prescritos por el médico- que permiten que el paciente se la aplique en caso de presentar una reacción de esta envergadura. Llamar al 112 o acudir a un hospital son opciones pero, como un alérgico a una picadura puede morir en 10 minutos o en 25 por un alimento, los expertos recomiendan esta solución. No obstante, el doctor reconoce: tres personas de cada mil padecerán al menos una vez en la vida una anafilaxia, por lo que es fundamental reconocerla y acudir al especialista para determinar el origen de la alergia y evitarla en el futuro.