Los sindicatos llevan denunciándolo desde hace casi dos años. Las jubilaciones no se cubren y la mayoría de bajas, tampoco. Pero los días «malosos», o lo que es lo mismo, los cuatro días que el Gobierno dio de gracia para que los funcionarios puedan faltar por enfermedad sin que se les descuente parte de su sueldo, están llevando a que en Carlos Haya reine la desorganización.

Dado que estos días no se prevén, sino que se toman cuando el trabajador en cuestión ha pasado mala noche o no puede incorporarse de manera inmediata por indisposición, son imposibles de planificar. El delegado sindical de CCOO en el complejo sanitario Carlos Haya -que comprende al hospital del mismo nombre, el Chare, el Civil y el Materno Infantil-, Juan Antonio Torres, asegura que cuando algún trabajador falta por unos de estos días el caos se apodera del servicio en el que esté. El martes una auxiliar de enfermería tuvo que ocuparse de tres quirófanos en el Hospital Civil ante la ausencia de un compañero.

«Si trabajas en Tráfico o en Hacienda, no se abre esa ventanilla. Pero en la sanidad si llamo o digo que estoy no se va a cancelar una operación programada desde hace meses», señala Torres, que critica que esta falta de cobertura hace que se trabaje mal y la asistencia no sea, ni de lejos, la necesaria. «Como estamos bajo mínimos y no hay un retén para traer a más personal, la situación es de estrés y desbordamiento para el trabajador», critica el también presidente de la junta de personal.

Para CCOO esto se solucionaría con personal de «colchón». «Las plantillas están raquíticas y uno nunca sabe cuándo se va a poner malo. Hay servicios complicados como neonatología o quirófano en los que debe haber refuerzo por si ocurre algo, porque son servicios muy delicados».

Además, critica que la situación se agrava porque muchos trabajadores tienen contratos al 75%, con lo que en lugar de descansar dos días a la semana, lo hacen tres. Así, recuerda que las categorías más castigadas son las de enfermería y auxiliares, que además de ver mermada sus plantillas han visto cómo sus contratos disminuían un 25% y, por ende, su trabajo y asistencia a los pacientes.

No es la primera denuncia de CCOO sobre este asunto. También lo han hecho Satse, CSIF o UGT, que han mostrado en numerosas ocasiones su pesar por la merma de la calidad asistencial.