La crisis económica no está ni por asomo superada, tal y como señaló la pasada semana la Confederación de Empresarios de Andalucía (CEA), pero sí hay ya signos palpables en este 2014 que sugieren un cierto repunte de los negocios y las inversiones. Dos de las grandes consultoras internacionales con delegación en Málaga, Deloitte y KPMG, señalan que los primeros meses de este año están confirmando los «indicios de mejora» que ya se percibían a finales de 2013 a través de movimientos de fondos extranjeros y nacionales además de sociedades familiares interesadas por conocer diferentes posibilidades de inversión.

El socio de Deloitte en la oficina de Málaga, José Antonio Farfán, afirma que han aumentado las consultas para inversiones en empresas «con posibilidades de crecimiento», adquisiciones de algún edifico corporativo o actuaciones en calidad de prestamistas para ofrecer liquidez a empresas malagueñas de mediano tamaño.

«Estamos viendo un mayor movimiento en las consultas. Sobre todo son de fondos nacionales, aunque también los haya extranjeros y de las conocidas como family office, es decir familias empresarias que, aparte de en su propio negocio, también invierten sus beneficios en otros ámbitos para sacar rendimiento», comenta. Todos los sectores son apetecibles aunque algo menos el inmobiliario, según Farfán, que no ofrece en este momento mucho gancho, a excepción de para algún inversor privado en concreto ¿El motivo? Se duda de que muchos de esos activos ofrezcan posibilidades de una revalorización significativa a corto y medio plazo.

«El perfil de los inversores que han vuelto a buscar oportunidades en Málaga y en Andalucía es todavía de prudencia. No son demasiado arriesgados. Lo que buscan son empresas de tamaño mediano que tengan buenas perspectivas de crecimiento, ya sea por planes de expansión geográfica o porque tienen nuevas líneas de negocio. Y prefieren invertir diez millones de euros en un negocio que hacer diez inversiones de un millón en varios. Eso les sale más rentable y les hace más fácil el seguimiento de su inversión, pese a sacrificar la diversificación», comenta Farfán.

El rastreo del mercado procede también de fondos interesados en ofrecer liquidez a empresas, supliendo la labor que no están realizando los bancos. A cambio, reclaman un interés más elevado del que maneja el sector bancario, con plazos de amortización única ¿El requisito? Que sean empresas consistentes, con un EBITDA -resultado de explotación más amortizaciones- a partir de los seis millones de euros, sin importar demasiado el sector en el que se muevan. Otra opción es comprarles su edificio corporativo -por ejemplo un hotel- para dejar al empresario en arrendamiento.

Por su parte, el director en el Área de Corporate Finance para el Sector Inmobiliario de KPMG, Borja Goday, comenta que desde 2008 y de forma generalizada se ha podido apreciar un «ajuste significativo» de los precios a la baja, lo que hoy» ayuda a despertar el interés de los inversores en proyectos inmobiliarios y hoteleros» en España.

Ya hace unos meses, diversos agentes comentaron estos movimientos en algunos hoteles de la Costal del Sol por los que han preguntado inversores extranjeros de países occidentales atraídos por el prestigio turístico de la zona, aunque siempre con la condición de un precio rebajado.

«Como uno de los principales actores del sector, KPMG ha constatado durante los últimos meses, el aumento del interés de diferentes tipos de inversores por el sector inmobiliario español, tanto en Madrid y Barcelona como en los principales centros de turismo de la costa española, así como un aumento de recursos destinados por inversores internacionales al análisis, selección y en su caso cierre de operaciones», apunta.

Según Goday, desde finales de 2012, los principales inversores en el panorama nacional han sido las citadas family offices y los fondos calificados como «oportunistas». «Recientemente, también los fondos value added han mostrado interés y cerrado transacciones», añade. Se trata de fondos que buscan añadir valor a un inmueble infrautilizado, obsoleto o vacío. Compran edificios en venta con descuento por este tipo de deficiencias y tratan de maximizar su valor mediante su rehabilitación y recomercialización. Los fondos value added suelen pertenecer a sociedades inmobiliarias que agrupan a distintos inversores.