Catalá no es homófobo. El Obispado de Málaga salió ayer en defensa del prelado malagueño tras las acusaciones recibidas por las recientes polémicas en las que se ha visto envuelto por «una mera exposición de la doctrina católica». El delegado episcopal de medios de comunicación social , Rafael Pérez Pallarés, quiso dejar claro ayer que el obispo «no ha pronunciado una sola palabra en contra de los homosexuales». Es más, insistió en que incluso defiende los derechos de los gays y que la Iglesia exige para ellos «el mismo trato constitucional que para el resto de ciudadanos».

Según Pérez Pallarés, «la legítima exposición de una doctrina, en este caso la católica, no es sinónimo de estar en contra de las lesbianas o los gays». Hace estas aclaraciones después del comunicado del Obispado en el que expresaba su «rechazo total» a las palabras del exportavoz de IU en el Ayuntamiento de la capital Pedro Moreno Brenes «que contradicen de plano la doctrina y el magisterio de la Iglesia Católica» durante el pregón de las Glorias. Después también de una Cuaresma convulsa, prácticamente en el mismo sentido, tras el pregón de la Juventud Cofrade.

El portavoz del Obispado no entiende que «exigir a un pregonero que entienda que un pregón no es el lugar para exponer sus ideas genere tanto ruido», en alusión a los comunicados de desvinculación emitidos en su día. «Pregonar el día del orgullo gay exige respetar a la comunidad homosexual. Pregonar la Feria de Málaga reclama poner en valor la fiesta de la ciudad. Pregonar a las Glorias demanda exaltar la fe cristiana encarnada en el pueblo. En el caso del pregón de las Glorias, lo único que el obispo de Málaga ha hecho es exigir respeto a la doctrina y moral católica a quien el presidente de la Agrupación de Glorias confió la palabra», expone Pallarés.

Asimismo, el obispo Catalá fue situado en el ojo del huracán tras un encuentro celebrado el pasado Jueves de Pasión con unos 300 escolares de centros educativos religiosos de la zona de El Palo, mantenido en el colegio San Estanislao, en el que criticó la legislación y para descalificar la ley del matrimonio homosexual lo comparó con el matrimonio entre un hombre y un perro.

«Quien defiende los derechos de los homosexuales debe saber que la Iglesia Católica también los defiende y exige el mismo trato constitucional que para el resto de los ciudadanos. Quien se sube al carro de la descalificación debe saber que el mismo respeto que exige para él también se exige para terceros», añade Pérez Pallarés, quien precisó que el obispo «no ha discriminado en ningún momento» a los gays o lesbianas, ni ha dado indicación alguna a los sacerdotes malagueños para que los traten de manera discriminatoria. «Es más, participan de la comunidad parroquial o de las hermandades y cofradías como cualquier fiel de pleno derecho».

El obispo se enfrenta también a una querella por un presunto delito de injurias y calumnias con publicidad por parte de los padres del menor con disforia de género que estaba escolarizado en el colegio San Patricio, de la capital, después de que el acto de conciliación celebrado el lunes entre las partes concluyera sin avenencia. El portavoz del obispo matiza que a la representación legal de la familia «no le interesaba» lo que Catalá pudo decir en el desayuno con los medios, «sino que pretendía que el obispo afirmara que lo que la madre ha hecho está muy bien hecho, que sería un reconocimiento implícito a la identidad de género del menor».