­Los empresarios malagueños han puesto el grito en el cielo cuando han conocido que un informe municipal propone aplicar una moratoria para frenar la apertura de nuevos bares en el Centro. Niegan la existencia de una burbuja de establecimientos de hostelería, incluso el riesgo de que pueda producirse en el futuro, y, en todo caso, exigen una reunión previa con el Consistorio antes de que adopte ningún tipo de medida. La sola sugerencia de poner límites a estos negocios supone una afrenta a las aspiraciones del sector.

Así de contundente se muestra José Luis Ramos, presidente de la nueva asociación Ehma-Costa del Sol, heredera de la antigua Aehma. Ramos lamenta que siempre que se hable de la hostelería se haga de forma despectiva, resaltando aspectos negativos como el ruido que puede general esta actividad o la ocupación de la vía pública de las terrazas, «en vez de destacar que generamos empleo y riqueza y que ejercemos de p0lo de atracción de visitantes al Centro y damos nombre a la ciudad», recalca.

«Hagamos cualquier día un simulacro, una jornada de puertas cerradas y comprobemos los resultados», invita Ramos, quien sostiene que establecer un tope o impedir la apertura de nuevos bares o restaurantes significa «poner puertas al campo». «Es absurdo, dado que estas limitaciones ya las pone con naturalidad la ley de la oferta y la demanda y la hostelería no es igual que la construcción para hablar de burbujas», sentencia.

En cualquier caso, José Luis Ramos estaría dispuesto a estudiar con el Ayuntamiento la situación «calle por calle» y aprovecha para reclamar más atención por parte de las administraciones, «ya que somos el sector más perseguido, al que imponen más multas y recibe más inspecciones».

Los hosteleros vinculados a la otra asociación malagueña que agrupa a los empresarios del sector tras la desaparición de Aehma, surgida por iniciativa de Vive el Centro, también están en contra de que el Ayuntamiento plantee ningún tipo de regulación que reduzca la existencia de bares en el Centro. Carlos Canales, asesor de esta entidad, va más allá: «No sobran bares, lo que faltan son clientes», asegura.

Canales sostiene que los restaurantes también han contribuido de forma definitiva en la transformación del Centro en la última década, aportando una oferta gastronómica complementaria muy completa a quienes acuden a ver los monumentos y los museos.

«No hay ninguna burbuja», asevera el asesor de Vive el Centro, que insiste en que sus establecimientos asociados apuestan por la calidad y que la mayoría, al pertenecer a la iniciativa Sabor a Málaga, puesta en marcha por la Diputación, enfocan su actividad también con la cultura. «Tenemos que fidelizar a nuestros clientes y recuperar a los que se han ido», agrega, en referencia al descenso de cruceristas registrado en el puerto de Málaga en el último año.

Los vecinos, por el contrario, aseguran que suscriben «punto por punto» el informe municipal del Observatorio de Medio Ambiente Urbano (OMAU) que alerta de la alta densidad de establecimientos de este tipo en el Centro y plantea esta moratoria. Como dice este estudio, Esther Ramírez, presidenta de la asociación de vecinos Centro Antiguo, denuncia el continuo éxodo vecinal de los últimos años debido a que, desde su punto de vista, «algunas calles se han convertido en una jungla». «Los vecinos se van porque se ven incapaces y no encuentran el apoyo necesario para defender sus residencias», añade Ramírez, quien insiste en que la mayoría de los bares incumplen la normativa, sobre todo en lo que respecta al espacio reservado en las aceras para que puedan pasar los peatones, y que ocupan las terrazas. También a la existencia de rótulos y carteles que atentan contra edificios históricos.

El grupo municipal socialista en el Ayuntamiento se pone de lado de los vecinos. María Gámez, la portavoz, apunta, sin embargo, que los problemas del Centro son muy variados y no sólo están relacionados con la proliferación de bares. En este sentido, apunta a la regeneración y puesta en valor de lo que denomina «la cara B de la calle Larios». «Y que el Ayuntamiento haga caso a este informe del OMAU».