­Como un huracán pasó ayer el fiscal del Tribunal Supremo por la Sala Segunda, encargada de acoger la vista de los recursos de casación contra la sentencia del caso Blanqueo por la que la Audiencia Provincial de Málaga condenó a Isabel Pantoja a dos años de cárcel y a pagar 1,1 millones de euros por blanqueo y a Maite Zaldívar a tres años y tres meses de cárcel y a abonar una sanción de 2,4 millones por blanqueo continuado. El exalcalde marbellí Julián Muñoz ha preferido cumplir sus siete años de prisión sin apelar el fallo. El acusador público pidió que se considerara continuado el lavado de dinero atribuido a la cantante y por tanto que subiera la pena en un año de prisión, hasta los tres y tres meses, y la multa a 2,2 millones de euros, lo que supondría la entrada de la artista a un presidio.

Ahora, al no tener antecedentes, ser condenada a dos años y haber presentado bienes que acreditarían la posibilidad de pagar la multa a imponer y por tanto su ánimo de resarcir el daño causado Pantoja no tendría por qué entrar. Sólo si la Sala II estima el recurso del fiscal dará con sus huesos en la cárcel, al ser la sentencia firme.

El fiscal se empleó con inusual dureza con la Sección Segunda de la Audiencia Provincial de Málaga, y llegó a decir: «La sentencia de Málaga, por razones en las que no vamos a entrar, es una sentencia complaciente con Isabel Pantoja». Y añadió que ello se debía a «razones que a pocos se les escapan y muchos adivinan». Amagó y no dio. Lo que dijo no entender es por qué cómo «con todos los mimbres» existentes, la sentencia de la Audiencia desoye la doctrina del Supremo y no ve un delito continuado».

Pantoja fue sentenciada por la adquisición del apartamento del Guadalpín, una mínima parte de la hipoteca del chalé Mi Gitana y algunas de las imposiciones en efectivo de sus cuentas personales y societarias, pero, pese a ello, el tribunal que la juzgó vio un solo delito de blanqueo, precisó el acusador público, y no una continuidad, lo que ya pidió la fiscal Anticorrupción de Málaga María del Mar López Herrero. Los hechos «no pueden incorporarse en una unidad natural de acción porque son muchos y diversos, se llevaron a cabo episodios ontológicamente diferentes con autonomía y entidad propia y con la misma intención», la de devolver al circuito legal el dinero B.

Muñoz fue concejal, alcalde y presidente de las sociedades para expoliar el Consistorio marbellí, por eso sobre él pesan un centenar de procesos y una treintena de condenas, «mientras que Pantoja cometió la ocultación de bienes a través de cuentas e inversiones en bienes inmuebles que se compraban con dinero espurio» procedente del exregidor.

La defensa de la cantante, por su parte, echó más salsa rosa a un sorprendido Tribunal Supremo, cuyos miembros asistieron a explicaciones más habituales de los platós de Telecinco que de la Sala II de la cúspide del sistema judicial español: Pantoja, dijo, estaba enamorada en la época -2003/2006-, y pidió a los miembros de la Sala que tuviera en cuenta que atravesaba «una situación anímica muy especial», tenía «gran confianza en Muñoz. Luego, habló del filósofo Ortega y Gasset, cuyas citas lo mismo sirven para Cataluña que para Pantoja, y de los endocrinos, y aclaró: «La persona que padece esta enfermedad tiene absolutamente alteradas las hormonas y está lejos de cualquier capacidad crítica». El mal del amor, vino a decir, la cegó.

Luego, y ya en el plano serio de la línea argumental, señaló la licitud del dinero empleado para todas sus operaciones: «Son dineros lícitamente obtenidos por Muñoz como alcalde y otros lícitamente obtenidos por Pantoja a raíz de su actividad artística e industrial y de lo heredado tras la muerte de su marido; hay una concurrencia de dinero lícito más que suficiente para cubrir las operaciones que se realizan, no existe un juicio que acredite la naturaleza ilícita de los bienes usados» en las operaciones, precisó.

La defensa de Maite Zaldívar, llevada a cabo por el despacho Herrera y Ábalos, negó que la exesposa de Muñoz cometiera un delito continuado de blanqueo y aseguró que no conocía el origen ilegal del dinero del exregidor. «Actuó creyendo en la procedencia legal del dinero que traía a casa Julián Muñoz, pensando que pudiera venir de pagos en B del Ayuntamiento o del partido».

Es más, el letrado de Herrera y Ábalos se preguntó por qué si Zaldívar y Pantoja cometieron los mismos delitos sus consecuencias punitivas fueron diferentes, y de ese modo, pidió que a su clienta se le impongan dos años de prisión, como a la cantante.