No será fácil. Ni bastará esta vez con un simple apretón de manos y una fotografía colectiva. La situación financiera de La Cónsula se presume más descabalada y compleja de lo que hasta el momento ha salido a la luz pública, tanto en lo que respecta a las nóminas de los trabajadores, que llevan casi cuatro meses sin cobrar, como a las deudas con empresas y proveedores. Esta es la primera lectura que hace el Ayuntamiento de la reunión mantenida ayer con los técnicos de la Junta para analizar documento a documento las cuentas del complejo, que están siendo fiscalizadas por ambas administraciones después de que el Gobierno andaluz decidiera reclamar al centro la devolución de 575.000 euros correspondientes a ayudas concedidas en 2008 y cuyo uso, en su día avalado por la propia administración, está aparentemente sin justificar.

Según informó ayer el concejal de Turismo, Damián Caneda, las sesiones de trabajo continuarán este mediodía con el examen del resto de la contabilidad de la escuela. En teoría los técnicos municipales podrán terminar de calibrar hoy a qué volumen asciende el desbarajuste. Una información que llevan demandando a la Junta desde hace varios meses -la Consejería de Educación reconoció como un error la tardanza- y a la que se supedita por ley la contribución económica del Ayuntamiento, que sólo está obligado a aportar fondos en caso de detectarse un desequilibrio en los presupuestos -en concreto, una quinta parte del total de la deuda-.

El alcalde de Málaga, Francisco de la Torre, insistió en que el Consistorio está dispuesto a asumir su responsabilidad, aunque siempre y cuando se detallen previamente las cuentas de la escuela. Una vez que termine de obtener la información, dijo, el Ayuntamiento podrá poner sobre la mesa el dinero «en apenas veinticuatro horas». Para eso se activarían el fondo de contingencia, una partida municipal reservada para atender problemas urgentes y cuya puesta en liza evitaría nuevas demoras burocráticas. «Se dan las circunstancias para poder utilizarlas», indicó.

No obstante, antes de que se deslice el presupuesto, que iría destinado al pago de las nóminas y de las facturas atrasadas, los técnicos deberán dar su visto bueno a la documentación presentada por la Junta, cuyos números no han servido precisamente para minimizar el problema. De acuerdo con Caneda, las cuentas analizadas durante la reunión de ayer permiten constatar la magnitud del desorden. «No son sólo cuatro nóminas, la deuda se antoja grande», reseña.

El alcalde, interpelado al respecto por los periodistas, reprochó a la Junta su gestión y el retraso en la convocatoria de reunión con el Ayuntamiento. La escuela de hostelería de La Cónsula, inaugurada en 1993, se nutre principalmente de las aportaciones de la Junta, que a su vez ha recurrido en la mayoría de las partidas a los fondos europeos. El Consistorio, salvo en casos de endeudamiento, responde por su parte con la cesión del edificio y su mantenimiento.

El pasado viernes la viceconsejera de Educación, Monserrat Reyes, admitió que las anomalías no obedecen a ningún tipo de planteamiento fraudulento, sino al cambio de criterio en la justificación de las partidas por parte de la Unión Europea. A propósito de la reclamación de la Junta, los trabajadores insisten en que toda la información contable de 2008 contó con la firma favorable de las autoridades laborales de la administración autonómica.

Siguiendo las directrices de la Cámara de Cuentas de Andalucía, la Junta ha decidido congelar preventivamente cualquier nueva subvención relacionada con la escuela, de manera que el dinero para el pago de las deudas más perentorias -la que mantiene con los trabajadores y con los proveedores- deberá proceder de fórmulas extraordinarias como la que se negocia con el Ayuntamiento. La presidenta del Gobierno andaluz, Susana Díaz, que ayer estuvo en Antequera, aludió a una posibilidad que en su opinión está adquiriendo fuerza: la solicitud de un préstamo conjunto entre ambas administraciones.

Preguntada por las dificultades del centro, la mandataria socialista se manifestó en la misma línea que sus compañeros de partido y de gobierno, intentando en todo momento mandar un mensaje de tranquilidad y expresando sus buenas sensaciones en torno a las reuniones de trabajo con el Ayuntamiento. Según Díaz, los pasos que se están dando para solventar el problema permitirán definir un nuevo proyecto sólido y viable, con capacidad «para evitar que se repitan«los desajustes actuales. «Creo en La Cónsula», dijo.

En el último año la escuela de hostelería, que cuenta con 21 trabajadores y 88 alumnos, se ha visto hasta en tres ocasiones distintas en el disparadero. La primera fue en junio, cuando su restaurante, de gran prestigio, se vio obligado a cerrar temporalmente por falta de alimentos. En aquella ocasión, la Junta logró restaurar la normalidad tras un acuerdo para el pago a proveedores. La administración justificó la situación en el desorden momentáneo producido a nivel burocrático tras el traspaso de las competencias relativas a estos centros, que pasaron a regirse por la Consejería de Educación en lugar de la de Empleo.

Las dificultades, sin embargo, prosiguieron en otoño, con un retraso del inicio del curso que provocó las protestas de los estudiantes. El pasado viernes, y tras la reunión con el Ayuntamiento, Monserrat Reyes anunció un acuerdo con los proveedores que evitó in extremis el cierre del restaurante. La Administración autonómica confía en desovillar la madeja en los próximos días y pagar a los trabajadores antes de junio. De lo contrario, serían ya cuatro las nóminas que se les adeudan a la plantilla; o lo que es lo mismo, un tercio del año trabajado.