Es uno de los principales éxitos del Servicio Andaluz de Salud (SAS) y nunca lo ha ocultado: la receta electrónica está implantada al 100% en la comunidad andaluza, como no ocurre en otras comunidades en las que no llega ni al 10%.

Son las principales conclusiones de un estudio llevado a cabo por la Comisión de Receta electrónica de la Sociedad Española de Farmacia Comunitaria que se presentó ayer en el VI Congreso Nacional de Farmacéuticos Comunitarios, que celebra SEFAC en Málaga con el lema «Marcando diferencias».

Diez años después de dar los primeros pasos para implantar y generalizar la receta electrónica en España, el desarrollo de esta herramienta tecnológica sigue sin ser homogéneo ni permitir la interoperabilidad entre los distintos modelos autonómicos. Mientras que hay comunidades autónomas como Galicia, Baleares, Andalucía, Comunidad Valenciana y Extremadura donde el uso de la receta electrónica es completo y existe una buena integración entre los niveles asistenciales de primaria y especializada con las farmacias, en otras aún no existe o aún está en fase de pilotaje.

Además, la dispensación de recetas electrónicas es muy variable y en cinco comunidades autónomas no alcanza el 10 por ciento. Las comunidades que peor han implantado este servicio que supone un ahorro considerable a las arcas de los gobiernos regionales son Murcia, Madrid y Asturias.

En este sentido, el coordinador de la Comisión de Receta electrónica de SEFAC, Luis Brizuela, señala al respecto que «el desarrollo de la receta electrónica se ha hecho de forma descoordinada y sin un modelo básico común para garantizar la interoperabilidad; además la integración en los distintos niveles asistenciales está a medio hacer en la mayoría de las comunidades autónomas a pesar de que ya hace una década que se viene hablando de ello y que desde el Ministerio de Sanidad se anunció primero que estaría en 2013 y ahora se ha ampliado el plazo a 2015».

El estudio también pone de manifiesto que el uso de la receta electrónica se ha enfocado por las administraciones hacia la gestión administrativa y burocrática de los procesos de prescripción y dispensación de medicamentos. Esto ha permitido mejorar la gestión de recetas al permitir tener en tiempo real el conocimiento del consumo y adecuarlo a los recursos económicos. Además, este enfoque ha facilitado también disminuir la burocracia y el número de visitas del paciente al centro de salud, aunque a cambio ha aumentado el número de visitas del paciente a la farmacia.

Los datos del estudio corroboran esta idea pues el 86% de los farmacéuticos comunitarios españoles considera que la receta electrónica es una herramienta exclusivamente de control administrativo que no ha desarrollado sus posibilidades sanitarias. «Si se dotara al farmacéutico de los medios necesarios para desarrollar su labor de agente sanitario la receta electrónica podría contribuir mucho a mejorar la atención sanitaria de los pacientes, sin embargo hoy en día presenta muchas limitaciones».