En realidad, desde el estreno de los tranvías eléctricos en Málaga aquel jueves 15 de noviembre de 1906 hasta que dejaron de circular el último día de 1961, ningún tranvía había atravesado toda la calle Larios... hasta ayer por la tarde.

Porque el viejo tranvía número 63, fabricado en 1922 en la ciudad belga de Charleroi, hizo su aparición como una auténtica estrella, subido en un remolque tipo góndola para sorpresa de turistas y paseantes.

Había salido a las 4 en punto de la tarde de las cocheras de la EMT, en el Camino de San Rafael y enfiló los edificios diseñados por Eduardo Strachan media hora más tarde para dirigirse a la parada final: la plaza de la Constitución. Para la ocasión lució un cartel de la línea Alameda-Larios-Ateneo, ya que fue depositado por una enorme grúa, que pudo con los 10.500 kilos de peso, a las puertas de la institución. Con este simbólico gesto el Ayuntamiento ha querido poner la guinda a la exposición sobre la Memoria del transporte urbano de Málaga, que en el Ateneo organiza Tranbus, la Asociación Malagueña para la Recuperación de Tranvías y Autocares. El tranvía estará expuesto en la plaza de la Constitución hasta que el lunes por la mañana vuelva a los talleres de la EMT.

El tranvía que más cerca pasó nunca por la calle Larios era el que lo cruzaba fugaz tras dejar la calle Martínez para luego continuar por la Cortina del Muelle y la calle Alcazabilla, así que fueron mayoría las caras de sorpresa.

«En ese tranvía me subía yo de niño para ir a las verbenas de los Baños del Carmen», contaba ayer Antonio, que ya peina canas, mientras el transporte era depositado en la plaza de la Constitución. Para José Ramón Rodríguez, presidente de Tranbus, ver el tranvía en un sitio tan céntrico «es una alegría porque la exposición es un homenaje a toda la gente del transporte urbano de Málaga y además es una ocasión para que de nuevo lo vea la gente».

Y ha pasado tiempo porque se presentó por última vez al público en septiembre de 2010 en la plaza de la Marina, después de que los miembros de Tranbus lo restauraran tras miles de horas de trabajo desinteresado.

El tranvía había sido trasladado a las cocheras de la EMT de su anterior emplazamiento, la plazoleta del Morlaco, en noviembre de 2008, porque los vándalos lo habían dejado irreconocible.

En la labor de restauración se aprovechó para darle la apariencia más fiel posible al que dio servicio por las calles de Málaga de 1922 a 1961 y así, aunque los tranvías malagueños lucieron varios colores, entre ellos el que tenía cuando estuvo en el Morlaco, un amarillo canario, recuperó el color azul celeste de los tranvías malagueños a partir de 1930, cuando se hizo cargo la Sociedad Malagueña de Tranvías y luego, a partir de 1949, el Servicio Municipal de Transporte Urbano, antecesor de la EMT.

En esta ocasión el tranvía no podrá visitarse. El objetivo de Tranbus es que en breve pueda exponerse de forma permanente y segura en un rincón de Málaga relativamente céntrico, «porque el tranvía es de todos los malagueños», cuenta José Ramón Rodríguez. Y aunque Tranbus propuso hace un par de años los jardines del Paseo de la Farola, junto al Muelle Uno, la última palabra la tiene el Ayuntamiento.